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Horas finales del claustro jerónimo

El claustro de la iglesia de los Jerónimos, vestigio renacentista único en Madrid, ha recibido esta semana una visita muy particular. Un grupo de operarios de la empresa Cabbsa, dirigido por Luisa Humanes, ha desembarcado en su recinto y lo ha cerrado a canto y lodo. Dice iniciar un lento estudio preventivo. Ni siquiera los curas de la parroquia pueden ya penetrar al área claustral.Para muchos vecinos, los visitantes preceden a los sepultureros del claustro. Creen que vienen a prepararlo para acometer luego su desmontaje. Varios técnicos consultados aseguran que todo obedece al deseo de proteger el claustro, pero no niegan que la fase posterior sea su completa desmontura.

Matadores o curanderos, los visitantes permanecerán sobre el terreno hasta el 15 de noviembre. Tras culminar esta semana el andamiado de toda la superficie interior del claustro, cinco pisos de tubos hasta una altura de 12 metros, su tarea consiste ahora en recubrir de una sustancia especial las zonas erosionadas de columnas, sillares, arcadas y remates porticados del claustro.

La sustancia es una pulpa de pasta de papel, de color blanco, del tipo Aborcel, y del modelo B 100 C. La pulpa reviste ya buena parte de las ornamentaciones y paramentos más dañados. Presenta la forma de un baño de corcho sólido. Ha sido rociado de agua destilada. Ello provoca en la superficie más recóndita del granito dañado una reacción química que arrastra las sales, generalmente sulfatadas, acumuladas desde hace cuatro siglos. Un estudio petrológico de José María de Miguel, de la Escuela de Minas, sirve de guía a estos trabajos. La supervisión corre a cargo de Carmen Cirujano, del Instituto del Patrimonio Histórico Español. Tras el desmontaje del claustro piedra a piedra, la masa berroqueña será depositada en dependencias del CEDEX, un centro técnico del ministerio de Fomento situado en el Retiro cerca del Instituto Isabel la Católica. Bella obra de cantería, el claustro jalona los vestigios monacales adosados a este templo, escenario desde 1510 de las primeras Cortes de Castilla, lugar donde juraron los herederos del Reino a partir de 1528 y templo donde contrajeron nupcias varios monarcas.

Todavía en pie, aún esbelto pese a los embates de las tropas francesas que lo ocuparon en 1808 y a varios incendios, el claustro se atribuye al arquitecto italiano Juan Bautista Crescenti, autor a principios del siglo XVII del Panteón de Reyes de El Escorial. Documentos hallados en el cercano Archivo de Protocolos, atestiguan que fue obra de fray Lorenzo de san Nicolás, el más importante tratadista de arquitectura española del siglo XVII.

Hoy el claustro histórico de San Jerónimo el Real vive, con la silueta que le ha signado cuatro siglos, sus últimas horas.

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