Mis coches no fuman
"Mis coches no fuman", dijo despectivo Enzo Ferrari cuando la industria del tabaco descubrió las posibilidades publicitarias de la fórmula 1 y de las competiciones automovilísticas en general. Eran los años en que el gran rival de la escudería italiana era la británica Lotus, que sorprendió a todo el mundo con aquellos bólidos pintados de negro y ribeteados en oro, que incluso pasaron a conocerse con el nombre de una marca de cigarrillos: John Player Special. Pero el propio Enzo Ferrari, ya anciano, tuvo que tragarse el sapo y dejar que sus coches fumaran; tal era la presión y la lluvia de dinero que caía de las cajas de las tabaqueras.A principios de los noventa casi todos los equipos de fórmula 1, así como los de las categorías inferiores, contaban con patrocinadores nicotínicos. En parte fue la guerra contra el tabaco y el cerco al que se vio sometida la publicidad de cigarrillos lo que, paradójicamente, derivó el grueso de la inversión publicitaria de este sector al mundo de la competición automovilística.
A la larga, sin embargo, los paladines de la lucha contra el estigmatizado humo nocivo acabaron encontrándose frente a las escuderías de fórmula 1. Desde hace ya varios años, en algunos grandes premios, como el de Gran Bretaña y el de Francia, las escuderías con patrocinadores tabaqueros se ven obligadas a borrar las marcas de cigarrillos que ondean en los flancos de sus bólidos. Incluso se ha convertido en una especie de reto a la imaginación el modo en que se enmascara el logotipo.
No es de extrañar que en el circo de la fórmula 1 se sepa desde hace tiempo que el dinero del tabaco está tocando a su fin. Pero el negocio no se va a resentir. A estas alturas, el escaparate televisivo que contemplan los cientos de millones de espectadores cada 15 días se vende caro. Las arcas las llenan otros, desde los grandes constructores de automóviles que han desembarcado en la fórmula 1 (Daimler Benz, BMW, Renault, Honda, Toyota) hasta las multinacionales de la telefonía o la informática (Telefónica, Compaq, Orange). Por eso no es de extrañar que la decisión del alto tribunal comunitario de echar abajo la reglamentación contra la publicidad del tabaco no hiciera ni pestañear a los que controlan la fórmula 1 e incluso les llevara a proclamar ellos mismos la prohibición de la publicidad tabaquera para el año 2006. El que tenían previsto.
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