Redondo aboga por el Estatuto y un pacto de Estado contra ETA
El líder de los socialistas vascos, Nicolás Redondo, abordó ayer su discurso aupado en el convencimiento de que su partido será imprescindible con cualquier Gobierno tras las elecciones y adelantó que no busca debilitar aún más al actual, "suficientemente desprestigiado". Redondo propuso explorar todas las posibilidades del Estatuto de Gernika y un pacto de Estado contra el terrorismo que recupere el entendimiento necesario entre Madrid y Vitoria.
Nicolás Redondo vaticinó que la acción policial, el pacto de Estado contra la banda terrorista y la unidad democrática forzarán a ETA a abandonar las armas. Una vez ganada esa batalla, dijo, se podrán abordar los problemas vascos, "de naturaleza distinta a los del resto de España y que requieren soluciones distintas, siempre desde las reglas del juego democrático y el consenso".En esa línea, Redondo dijo rechazar "la visión uniforme, imperial y única" de España y se declaró comprometido con el fortalecimiento del autogobierno a través del pleno desarrollo del Estatuto de Gernika, en forma de transferencias pendientes, y con la exploración de "todas sus potencialidades" para un encaje más "armónico" de Euskadi en el Estado de las Autonomías.
El objetivo de la moción socialista, recalcó, es "abrir nuevos cauces" y desbloquear la situación política dando, mediante las elecciones, la palabra a los ciudadanos para "cerrar esta etapa nefasta".
Redondo abogó por salir del estancamiento al que ha conducido la política "equivocada, errática y sectaria" del nacionalismo gobernante, al que culpó de haber colocado al País Vasco en una situación de emergencia creando "una crisis política sin precedentes". "No queremos perpetuar los enfrentamientos", dijo Redondo, quien aseguró que "hay salidas".
Redondo se remontó a lo que su compañero Jesús Eguiguren había calificado antes como "el bienio negro de la historia autonómica" para reprochar al nacionalismo su "salto al vacío" al cuestionar y descartar el Estatuto para embarcarse en un proceso rupturista "delirante" que consideró impuesto por la dirección del PNV al lehendakari, Juan José Ibarretxe.
Nadie debe vivir "asfixiado"
En dicho proceso, sostuvo, se habría desmontado "todo lo construido con los Gobiernos plurales de nacionalistas y socialistas" y desaparecido "el mejor instrumento de lucha contra el terrorismo": el Pacto de Ajuria Enea. Con el añadido de la vuelta a la vieja división entre nacionalistas y no nacionalistas. Ni unos ni otros deben vivir "asfixiados", dijo.El líder socialista emplazó a Ibarretxe a reconocer su fracaso y su fragilidad parlamentaria, que le impide afrontar proyectos legislativos y presupuestarios, y atribuyó a su "obcecación en seguir en el cargo contra viento y marea" la decisión del PSE de presentar la moción. También le reprochó su prisa por "pasar la página" del pasado más reciente, del que Redondo insiste en hablar "para no repetirlo".
Redondo fijó también su posición contraria "al ventajismo y el oportunismo" anunciando que su partido se situará frente a quienes creen "en los rendimientos electorales de la estrategia de la tensión" y colocó en pie de igualdad al Gobierno central y al vasco al instarles a terminar "con el lamentable espectáculo deparado".
En un mensaje dirigido al Ejecutivo de José María Aznar, exigió también consenso en las modificaciones legislativas relativas al terrorismo o la política penitenciaria, uno de los elementos de fricción recientes entre el PP y el PSOE.
Redondo basó su programa en la recomposición de la unidad de los demócratas, que se articularía en un foro de los partidos que condenan la violencia y aceptan las reglas del juego, "aunque sea para cambiarlas". Un foro que, aun diferente, se declare sucesor de Ajuria Enea. También se refirió a la iniciativa en la que trabaja su grupo en el Congreso y con el Gobierno central para tender la mano a los nacionalistas: "Por la misma puerta que se fueron pueden volver".
Redondo planteó un pacto de Estado contra el terrorismo, recuperador del entendimiento entre Madrid y Vitoria, y una ofensiva ideológica, educativa y cultural, movilizadora y regeneradora, a la manera de la del canciller alemán Gerhard Schröder frente al peligro neonazi.
El líder socialista colocó en un primer plano el reconocimiento a las víctimas del terrorismo, con las que se comprometió a impulsar una comisión específica y exclusivamente para ellas en el Parlamento vasco. La reinserción de los autores de los crímenes deberá partir, dijo, del respeto debido a los intereses de sus víctimas.
Redondo apostó finalmente por la firmeza policial, la profesionalización y la despolitización de la Ertzaintza, así como por su coordinación sin reservas con las Fuerzas de Seguridad del Estado.
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