_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Nervios

FÉLIX BAYÓNNo hay razones para que el PSOE andaluz esté nervioso: posee una notable diferencia de votos con la derecha y tiene enfrente una oposición impresentable con perspectivas de empeorar si Celia Villalobos cumple con sus ambiciones y encabeza la candidatura del PP en las próximas autonómicas. Pero, aun así, abundan los nervios. Hay algunos que barruntan que el ciclo se acaba y otros que temen que, pase lo que pase, si no se los llevan por delante los votos, se los llevará la ola zapaterista. Y eso que aún faltan dos meses para el congreso del PSOE andaluz. Mañana mismo me entero de cuál es el fabricante de Valium y compro unas acciones.

Los nervios han provocado tropiezos como el nombramiento del portavoz del Gobierno andaluz como director general de la RTVA, decisión que sólo parece haber comprendido el propio Chaves, su guardia pretoriana y el grupo de pícaros que siempre espera algo: un programilla, un puesto en el Consejo de Administración o en el futuro Consejo del Audiovisual, unos contratos de asesoría o de relaciones públicas para sus agencias de imagen... (Bueno, también lo ha entendido el PP, que ha hecho algo similar en la delegación andaluza de TVE, como era de esperar).

Pero el problema no es sólo de nervios. Se empieza a desmoronar la tesis del liderazgo indiscutible. Es lógico: sólo son indiscutibles aquellos que se imponen por la fuerza y la crueldad o quienes se limitan a ser simples figuras decorativas. Se es indiscutible si se es Pol-Pot o la Reina Madre de Inglaterra, pero no existen posibilidades intermedias. Incluso gobernantes de pasado heroico y de sólido prestigio intelectual, como el checo Václav Havel, son discutidos. Es inevitable: a la que te remangas y te pones a gobernar, aunque sea un poquito, la gente te discute. Y reconozcamos que Chaves no es Havel. El presidente andaluz no hizo la revolución de terciopelo: simplemente, llegó al poder en Andalucía por la gracia de Alfonso Guerra.

Además, la acumulación de cargos hace a Chaves más vulnerable. Cuando el miércoles de la semana pasada recibía en el palacio de San Telmo a cinco alcaldes cordobeses para pedirles que apoyaran el relevo del secretario general de Córdoba, ¿a quién pensarían los alcaldes que tenían enfrente? ¿Al líder indiscutible y secretario general del PSOE andaluz, al conciliador presidente federal del PSOE o al presidente de la Junta que firma los decretos que hacen posible que se mejoren las carreteras y se construyan escuelas y dispensarios en sus pueblos? ¿Se sentiría alguno de ellos coaccionado? Es posible.

Pero, en realidad, no hay motivos para perder los nervios. Pueden estar nerviosos quienes temen por su futuro personal, pero no por el futuro de la izquierda. Si se olisquea en los foros de Internet en los que los socialistas ventilan sus debates, se percibe una sensación similar a la que existía en vísperas de la llegada de Zapatero. Hay gente que nunca ha tenido representación política y que reclama su turno. No se trata de los muchos oportunistas que intentan aferrarse a la imagen del nuevo líder para no perder su puesto, sino de militantes anónimos y sobrados de preparación. Ni Zapatero, ni Trinidad Jiménez, ni José Blanco -desconocidos hasta hace poco- son excepcionales. En Andalucía también hay gente así y sus nombres comienzan a circular.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_