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Pujol rectifica y busca el consenso para mejorar la financiación autonómica

Francesc Valls

Hace un mes las cosas eran distintas. Jordi Pujol aseguraba en Girona que sus reuniones con los líderes de la oposición se limitarían a escuchar sus propuestas. "No, no, no. Este no es el momento [de lograr consenso en la financiación]", decía entonces. Pero ayer, en el debate de política general, sacó el maltrecho espíritu de pacto del armario: "El Gobierno catalán hará todo lo posible para conseguir un acuerdo lo más general posible sobre la financiación", afirmó. Su discurso no convenció a la oposición y todos los grupos consideraron que Pujol busca ganar tiempo sin alterar la colaboración con el PP.

Había muchas expectativas en lo que Pujol diría en el primer debate de política general de la legislatura. Pero no hubo novedades. El presidente del Gobierno catalán no mostró las cartas de sus futuras alianzas, aunque en las apuestas políticas ganan quienes sostienen que intentará pactar algo con todos esta semana para evitar demasiadas fotos con el PP, que resultan engorrosas para un sector de su partido.Por eso, en el discurso de ayer sacó nuevamente el capote del consenso para la financiación autonómica -un guiño dirigido a la oposición de izquierdas-, al tiempo que clavaba en el PP las banderillas de las nuevas matrículas sin el distintivo autonómico. Toda una expresión del disgusto nacionalista por la poca consideración que el PP pone en Madrid a las iniciativas de CiU. El Gobierno presidido por José María Aznar, de momento, se ha negado a transigir en los asuntos de las matrículas y de la financiación autonómica, aspecto este último en el que los reiterados intentos de Pujol por tratarlo antes del año 2001 se han venido abajo.

Pero Pujol no expresó sus discrepancias hasta bien avanzada su intervención. Los primeros 25 de los 32 folios de su discurso los dedicó a explicar la obra hecha o en proyecto para esta legislatura. Todo un ejercicio matemático-archivístico para rebatir las acusaciones que le lanzan desde la oposición sobre la falta de iniciativas del Ejecutivo de CiU.

En la tribuna de invitados y en el hemiciclo no eran pocos quienes se debatían contra el sopor de la primera hora -duró una hora y 45 minutos-. Hasta que llegó la pirotecnia. Primero las matrículas: "Se ha dicho que esto de las chapas es una memez; y no es así. Ayuda a entender que hay muchos catalanes para quienes no es suficiente con definirse como españoles", dijo.

"Ofensiva cultural"

"El Gobierno de la Generalitat nunca cuestionó que la E figurara en la matrícula de los automóviles; lo que pedíamos era que además figurara la referencia catalana o autonómica", añadió Pujol. Y luego las críticas a la "ofensiva cultural que persigue situar a la cultura catalana en la marginalidad". Una frase con sujeto elíptico a la que no tardó en poner un protagonista: Aleix Vidal-Quadras. "No entiendo la actitud que el PP tuvo en Bruselas cuando se discutió la propuesta de Vidal-Quadras", dijo en referencia a la petición de éste de investigar la presunta discriminación del castellano en Cataluña.Pero los ataques al PP se coronaban con claras expresiones de fidelidad a la Constitución y al Estatuto, no fuera a interpretarse como un guiño a ERC, que hoy oficializará su propuesta de pacto nacionalista. Pujol, no obstante, giró los ojos hacia la izquierda con su oferta de consenso y aspira a que algunas de las propuestas de resolución que se debatirán mañana tengan el apoyo de la mayoría de partidos. CiU espera una foto de grupo más variada que la conseguida en la investidura, cuando sólo CiU y el PP votaron a favor de la reelección de Pujol.

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