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Ni Pío

Era febrero de 1996. Nos habían llenado de esperanza. Acababa de publicarse el programa electoral del PP. Vale la pena recordarlo ahora a propósito, por ejemplo, de RTVE. Primero, los del programa decían que iban a fortalecer el Estado de Derecho y las instituciones democráticas, que en adelante la mayoría parlamentaria dejaría de ser instrumento de abuso como con los socialistas, quienes llegaron "a pretender que todo lo que el poder dispusiera fuese legítimo". Decían después que, al parecer, los felipistas, ayudados por CiU, habían introducido "restricciones en el régimen de libertades y enrarecido el funcionamiento de las instituciones". Que el Parlamento se había visto "impedido de ejercer su función de control al negársele información o al rechazar la mayoría socialista, por sistema, las propuestas de creación de comisiones de investigación".Pero, sobre todo, señalaba el programa citado que "el Gobierno y el Partido Socialista eran responsables de la permanente manipulación de la información realizada por los Servicios Informativos de una institución pública que debería estar al servicio de la democracia como es la Televisión Española". Vale la pena seguir aún la línea de esta denuncia que insistía en cómo "sus informativos vulneran habitualmente el derecho a una información veraz y neutral que tienen los ciudadanos" y subrayaba que "la cuestión no radica en la mayor o menor presencia del Gobierno en los programas informativos, en los que también hay un manifiesto abuso, sino en la constante deformación en la imagen y en los contenidos de todo aquello que en la realidad cotidiana es crítico o simplemente no favorece al Gobierno y al Partido Socialista".

La oferta electoral del PP iba aún más lejos en sus críticas afirmando que "es antidemocrático que el primer partido de la oposición, así como otros grupos sociales, no tengan acceso a Televisión Española, hayan de padecer una constante distorsión de su imagen y ni siquiera puedan ejercer adecuadamente el derecho de réplica". En definitiva, los redactores del programa que estamos recordando concluían que "el Gobierno ha puesto Televisión Española al servicio de su partido y ha contribuido así a deteriorar gravemente el funcionamiento del sistema democrático". Dígasenos ahora si todo lo anterior ha perdido alguna vigencia o puede seguir sosteniéndose con tal de sustituir las menciones críticas al Partido Socialista por otras iguales al Partido Popular.

Así que el intento del PP en 1996 ha quedado, cuatro años y una nueva victoria electoral después, reducido al reemplazo del PSOE para adoptar la misma conducta que denigraban en sus adversarios. Luego venían anunciados los proyectos de un modelo viable de RTVE que incluía la reforma del Estatuto de 1980 con mecanismos precisos que garantizaban la observancia de los principios de objetividad, imparcialidad y respeto al pluralismo así como la determinación de las obligaciones indeclinables de una televisión perteneciente al Estado y las garantías de su efectivo control parlamentario. De ahí derivaba la creación de una Comisión Nacional de Radio y Televisión que actuara como órgano superior autónomo, asegurara el pluralismo de todas las televisiones públicas, arbitrara los conflictos que se pudieran producir y adoptara respecto de las televisiones autonómicas las medidas legales que permitieran su privatización.

En el programa electoral del PP para las elecciones generales del 12 de marzo de 2000 se ha optado por la desaparición de todas estas propuestas y compromisos, que siguen incumplidos. Tan sólo figura un parrafillo en la página 85 relativo a una Ley de lo Audiovisual que unificaría las diferentes modalidades y permitiría modernizar las normas reguladoras de las televisiones públicas de ámbito local y autonómico. Sobrevino el silencio y el 20 de julio el vicepresidente primero y ministro de la Presidencia solicitó un dictamen al Consejo de Estado en torno a la adscripción mediante decreto ley de RTVE a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Entonces, el 31 de julio, el director general, Javier González Ferrari, dijo: "Nadie me ha hablado de que RTVE vaya a ingresar en la SEPI". Al Consejo de Administración del Ente Público también se le ha ninguneado. Aquí nadie dimite, como ha hecho el presidente de France Presse. Y el portavoz Cabanillas sigue descalificando a la oposición y sin decir ni Pío sobre estas cacicadas arrimadas a la Ley de Acompañamiento a los Presupuestos. Vale.

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