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Exorcismo

Manuel Vicent

¿Se puede vencer al diablo con una llave de yudo? El combate se produjo ante miles de espectadores en San Pedro de Roma entre el Papa y Satanás, dos grandes especialistas, y el resultado fue declarado nulo. Este deporte es tan antiguo como el atletismo griego, está homologado en la alta competición del espíritu y se llama exorcismo. Según el reglamento, uno de los contendientes es el diablo propiamente dicho después de haberse introducido en cualquier cuerpo humano, y al otro lado del cuadrilátero está el exorcista, que no va armado con una ristra de ajos como en el caso de Drácula, sino con una cruz, el hisopo y el libro sagrado. Son características de los endemoniados su fuerza descomunal, las contorsiones imposibles y los saltos gigantescos que dan. Todos ganarían medallas de oro en los juegos olímpicos. De hecho, muchos atletas parecen posesos cuando llegan a la meta: también echan espuma por la boca y blasfeman si no han conseguido batir una marca. Frente a estas cualidades físicas extraordinarias, el exorcista sólo puede exhibir la propia destreza. Emite fórmulas mágicas, impone las manos y rocía con agua bendita a su rival, ya que tiene prohibido pegarle con el crucifijo, según el reglamento. Pero el método más moderno de expulsión satánica permite ya fajarse en un combate cuerpo a cuerpo, de modo que el vigor físico del exorcista está siendo tan valorado como su energía espiritual. Si bien la posesión demoniaca, hoy, adquiere aspectos muy cotidianos, hasta el punto de que, sin necesidad de echar espumarajos, el diablo puede ser ese señor que va sentado a su lado en el autobús con apariencia de gustarle mucho los pasteles, aquí se trata de considerar el exorcismo como un deporte adaptado a las nuevas tendencias en la categoría de artes marciales. El demonio no existe. En un momento de inspiración, el Papa lo echó de nuestras vidas y esa negación teológica fue una victoria definitiva sobre su leyenda, pero, ya que ha desaparecido como ente maligno, podría ser recuperado como atleta en su versión de yudo, kárate o lucha grecorromana. El hecho de que una chica de 19 años, dopada por el propio Satanás, desafiara al Papa durante una audiencia multitudinaria exhibiendo frente a él una fuerza sobrehumana y que Wojtyla aceptara el reto para reducirla con una suerte de pugilato, abre el camino para que el exorcismo sea declarado deporte olímpico. Podría haber muchas medallas.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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