Buena sensación
Bronce. Al final, nos vamos con una buena sensación, sabiendo que estamos donde nos corresponde. Los más críticos, los menos objetivos, pensarán que es un fracaso ser los terceros. Se equivocan. No estamos aún por encima de los rusos y los suecos. Es un éxito haber mantenido la posición desde los Juegos anteriores. Es lo que te da una gran competición: juegas siete u ocho partidos y, a la terminación, tienes el lugar real de clasificación.¿Qué puedo decir de Urdangarín? Pues que se nos va un caballero del deporte, un señor dentro y fuera de la pista, una persona que ha dedicado toda su vida deportiva a dar ejemplo de cómo es el fair play en este mundo tan difícil de la competición. Todos los que hemos convivido con él sabemos que su forma de ser nos inundaba de buenos sentimientos.
Generoso en el juego, generoso en su vida, siempre te tiende la mano. Nada egoísta, buscando al compañero mejor situado, defendiendo como nadie su posición, apoyando al defensor desbordado. Animando, consolando en los malos momentos, sin un mal gesto nunca, compartiéndolo todo y con una educación exquisita. Y, aunque su vida haya cambiado por ser miembro de la Familia Real, no ha dejado de ser así. Probablemente no se hablaría tanto de él en todos los lugares si no fuera por ese hecho; se retiraría como cualquier jugador de la élite, sin mucho bombo; pasaría al gremio de los deportistas jubilados y entraría rápidamente en el anonimato.
Afortunadamente, su vida futura va encaminada al mundo del deporte. Cuánta falta hace. Es necesario que haya una opinión serena que conozca perfectamente a los deportistas, que los oiga, que intuya los problemas y cómo poder resolverlos. Que bien le vendrá al balonmano, porque Iñaki le devolverá con creces lo que ha recibido. Su sabiduría y altruismo enriquecerán al deporte. Gracias, Iñaki.
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