Cuba llora con su deporte nacional
Un equipo de Estados Unidos del montón supera a los caribeños en la final de béisbol
La humillación cubana en béisbol se consumó ayer. Tras la derrota ante Holanda, que pudo considerarse una sorpresa, los cubanos se olvidaron venciendo después en todos los partidos. Especialmente les devolvió la moral el ganado por un rotundo 6-1 a Estados Unidos. Pero eso ocurrió en la fase previa y aún podían enfrentarse en semifinales o en la final los mismos rivales.Lo hicieron ayer en la final y fue otro partido. Los estadounidenses, viejos profesionales mezclados con jóvenes promesas, una especie de "equipo C" para el que podría montarse con las estrellas de las Grandes Ligas, se bastaron para, con astucia, imponerse a los cubanos. La selección invicta durante años no sólo ha perdido dos partidos en el torneo de Sydney, sino la medalla de oro. Una tragedia para un país que brilla en muchos deportes, pero que no digerirá el disgusto de ser humillados en su deporte nacional por un equipo más, no el mejor, de la gran potencia.La ciudad de La Habana amaneció ayer mal dormida y humillada después del desastre ante EEUU. El palo fue tremendo. Casi de dimensión política. Decenas de miles de aficionados cubanos no durmieron para ver en directo el partido, trasmitido por televisión a las 4: 30 de la madrugada, y después, con la cabeza baja, se fueron a trabajar. Al alba, La Habana parecía una ciudad de sonámbulos, no se había asimilado todavía la pesadilla, y algunos locutores comentaban en la radio lo sucedido con voz queda, como si se tratase de un funeral.
"A nosotros no nos gusta perder, pero mucho menos ante un equipo de Estados Unidos", se lamentó uno de los narradores deportivos al terminar el partido. Y dijo la verdad. El que el equipo no pudiese ganar esta vez la medalla de oro que obtuvo en los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96 quizá no era lo más doloroso, sino el haber caído ante el vecino del norte. El preparador del equipo norteamericano, Tommy Lasorda, de 73 años, ya había advertido antes del partido que su equipo haría el máximo esfuerzo para ganar y dedicar la victoria a los cubanos del exilio. En el caso de la selección cubana, a cuyos entrenamientos en la isla previos a los Juegos Olímpicos asistió en varias ocasiones Fidel Castro, el choque de ayer también estaba planteado en términos que iban mucho más allá de los estrictamente deportivos. En toda Cuba sólo hubo un tema de discusión; y el centro de todas las críticas era el seleccionador, Servio Borges: "La dirección del beisból cubano debe analizar ahora lo sucedido y exigir responsabilidades", sugirió un comentarista en un programa de radio, tras la debacle más dolorosa que podía sufrir el deporte cubano.
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