_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

San José

San José ha caído como jornada festiva en el calendario laboral de la Comunidad de Madrid. Quien se lo ha cepillado personalmente es el consejero de la Presidencia del Gobierno regional, Manuel Cobo, al que no le tembló el pulso esta semana a la hora de convertir en laborable el Día del Padre a pesar de tener relativamente reciente el nacimiento de su cuarto hijo. El arrebato de entusiasmo que le produjo en su momento la buena nueva contrasta ahora con el aparente despego a la tradición familiar que por tan categórica decisión le atribuyen los empresarios madrileños. Son en concreto los directivos de la Confederación de Empresas de Comercio Minorista , CECOMA, quienes han puesto el grito en el cielo por entender que la eliminación de la fiesta constituye "un ataque al valor de la familia". Es decir, que, según la organización patronal, el señor Cobo, que es un hombre de derechas de toda la vida, esta torpedeando sin escrúpulo alguno la célula básica de nuestro entramado social. CECOMA es una organización seria y cuando expresa opiniones de este calibre es que las tiene bien razonadas y argumentadas, motivo por el cual me he sentido obligado a darle una pensada al asunto por si algo se me pasaba por alto.Y lo primero que he hecho ha sido detenerme en la figura del propio santo buscando aspectos en ella que hicieran irrenunciable el venerar su memoria paralizando la actividad laboral de los madrileños. Ha sido un trabajo arduo e intenso, pero después de remover archivos y legajos y de consultar a los mas sesudos especialistas en el Nuevo Testamento, he llegado a la rotunda conclusión de que San José viajó a Egipto pero nunca siguió hacia el oeste para cruzar el estrecho en patera con destino a Madrid. Así que por ese lado, nada. He mirado con atención otra posibilidad relacionada con la profesión del santo, que como todos saben era la de carpintero, y tampoco. En Madrid hay muchos carpinteros, pero el sector de la ebanistería y el mueble sólo ocupa una porción mínima en nuestro producto interior bruto y desde luego proporcionalmente muy alejada de lo que supone para Levante o para algunas provincias castellano-manchegas.

Descartados ambos supuestos sólo me restaba adentrarme en el intrincado terreno de la teología, analizando detenidamente el papel (más bien el papelón) que a San José le atribuyen los textos sagrados. Esto ha sido, con diferencia, lo más duro, porque, según la epístola dogmática dictada por el papa Agatón en el Concilio de Letrán, José de Nazaret era en realidad el padre adoptivo de Jesús, María era Virgen, fue fecundada por el Espíritu Santo y, a no ser que tuviera una novia anterior, de lo que no hay constancia alguna, el pobre nunca se comió un colín. Este hombre era santo de verdad.

Pero, a pesar de tanto esfuerzo indagatorio, yo seguía sin encontrar un motivo que justificara la alarma de la Confederación de Empresarios ante los terribles efectos que supuestamente podría provocar la supresión en Madrid de la festividad del 19 de marzo. Y estaba ya sumido en el más profundo desconcierto cuando, hojeando las páginas de este mismo diario, leí unas declaraciones que proyectaron la luz sobre mi ofuscada mente. Su autor era el propio presidente de CECOMA, Salvador Santos Campano, quien ocupa además el cargo de vicepresidente en la gran patronal de Madrid, la CEIM. Don Salvador manifiesta que no quieren que se pierda una festividad "en la que muchos niños les compran regalos a sus padres". O sea, que ni apoyo a la familia ni puñetas, de lo que se trata es de que el personal siga gastándose la pasta en la corbata, la camisa o el cinturón de turno. Además, el señor Santos Campano es pastelero, un buen pastelero por cierto, y sabe muy bien que la mayoría de los padres corresponden a los obsequios recibidos ese día con una tarta, unos bombones o la clásica bandeja de pastelillos.

San José, el bueno de San José y su tradicional y entrañable festividad del padre queda reducido a la condición de objeto comercial. Un mero estímulo para el consumo al que están igual e irremediablemente abocados San Valentín, patrón de los enamorados (que no era ningún Romeo, sino un sacerdote romano al que martirizaron), los míticos Reyes Magos y, hace años, hasta María Santísima con el Día de la Madre. Ahora comprendo la furia de Jesús expulsando a los mercaderes del templo, y eso que no existía entonces el Día del Padre. Las cosas del Cielo siempre fueron negocio en la Tierra.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_