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El MNAC recorre los 30 años de trayectoria profesional del fotógrafo Toni Catany

Con el título de L'artista en el seu paradís, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) presenta hasta el próximo 3 de diciembre un recorrido antológico por la trayectoria del fotógrafo mallorquín Tony Catany (Llucmajor, 1942). La exposición se inicia con sus primeros calotipos, realizados entre los años 1979 y 1982, hasta llegar a la polaroid transportada, técnica con la que ha realizado muchos de sus trabajos desde 1994. L'artista en el seu paradís tiene su origen en el libro del mismo título de la editorial Lunwerg, que es la primera recapitulación teórica de su trabajo.

La presencia de Tony Catany en el MNAC trascenderá más allá de la exposición. Eduard Carbonell, director del museo, anunció, en la presentación ayer de la exhibición, la decisión del fotógrafo de donar al fondo del museo la primera parte de la exposición dedicada a las naturalezas muertas, uno de sus temas recurrentes. David Balsells, responsable de la sección de fotografía del museo, explica: "La donación temática permite seguir una línea que nos interesa mucho, que es la de conseguir series completas de los autores. Junto a las obras que se exponen, completaremos la serie con algunas fotografías en blanco y negro de los años setenta y ochenta". En total, son unas 50 las fotografías cedidas por el artista, de entre las 160 que componen L'artista en el seu paradís. Balsells es también comisario de la exposición junto a Pierre Borhan, especialista en la obra de Catany y responsable del trabajo de investigación realizado en el libro. Esta publicación, que acaba de salir al mercado, también cuenta con la aportación de los escritos de Alain d'Hooghe y textos del propio fotógrafo.

Junto a las naturalezas muertas, que expresan un universo rico en matices y referencias estéticas, personales y culturales, la antológica muestra aquellos temas de tratamiento poético que han marcado la línea creativa del autor, como son los retratos y los desnudos. "Cuando he fotografiado el cuerpo humano he eliminado los rostros para que no me distrajeran de lo que quería expresar", explica Toni Catany.

De espíritu viajero, es conocida la afición del fotógrafo por los paisajes y las gentes del Mediterráneo. Su libro La meva Mediterrània fue un gran éxito de ventas, sobre todo en Francia, país donde tiene un grupo numeroso y fiel de seguidores.

Muchos de los retratos exhibidos en esta exposición son de personajes de conocimiento efímero con los que estableció contacto en sus viajes. En los retratos, Catany opta por la utilización del color sobre papel de acuarela. Las características pictóricas están presentes en la mayor parte de sus obras.

En la exposición también puede contemplarse imágenes en blanco y negro de viejas arquitecturas clásicas que resaltan la piedra y las formas como elemento de encuentro con la naturaleza.

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Aunque se trate de una exposición retrospectiva, bastantes de las obras no habían sido exhibidas nunca en su formato original. "Cuando expuse los retratos lo hice presentando ampliaciones digitales, circunstancia que se repitió cuando se exhibió La meva Mediterrània", explicó ayer Catany.

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