Otro día gris para los españoles
Pablete Nieto fue el único que pudo pisar el podio, pero las órdenes de equipo se lo impidieron
Ni siquiera corriendo en casa se enderezó la temporada de los pilotos españoles. El Gran Premio de Valencia se saldó sin una sola alegría para los 110.000 aficionados que acudieron al circuito de Cheste. Ninguno de sus ídolos visitó el podio y la jornada terminó otra vez en mar de lágrimas: Emilio Alzamora, quinto en 125cc, perdió el tren del Mundial, y en la categoría reina Àlex Crivillé se cayó cuando por fin anunciaba una brillante prestación. Los triunfadores fueron el italiano Roberto Locatelli, el japonés Shinya Nakano y el australiano Garry McCoy.La teoría que explica las virtudes de competir en casa, tan de moda estos días gracias a los éxitos australianos en Sydney, se hizo pedazos ayer en el circuito Ricardo Tormo. La temporada de los pilotos españoles es tan gris, sobre todo comparada con la anterior, que la situación no se arregla ni siquiera con el apoyo incondicional de una afición volcada.
A Alzamora (Honda), por ejemplo, le sirvió de poco. Su máquina y sus neumáticos, afectados por el fuerte calor, le hicieron sucumbir ante sus dos enemigos en la lucha por el título. El actual campeón quedó muy lejos de Locatelli (Aprilia) y nunca pudo pelear por visitar el cajón. Ahora el italiano se escapa en el Mundial, pues el otro candidato, el japonés Youichi Ui (Derbi), quedó tercero.
La estrella de la carrera fue Pablo Nieto (Derbi). El menor de la famosa familia se clasificó cuarto, pegado a su jefe de filas, al que permitió quedar delante de él para salvar valiosos puntos en su lucha por el título, siguiendo órdenes de equipo. Pablete encendió a la afición encabezando la primera vuelta, pero este buen arranque del gran premio no tuvo continuidad. "Es duro renunciar a un podio", confesó luego Pablo Nieto. "Pero formo parte de un equipo y mi compañero se juega un título mundial. Ya tendré otras oportunidades".
Tras la carrera de 125cc, en dos y medio no hubo más historia que el claro dominio de las Yamaha. Nakano ganó porque su compañero francés Olivier Jacque estuvo más pendiente de asegurar la segunda posición para seguir destacado al frente del campeonato. A continuación, como aperitivo a la gran cita del programa, Mick Doohan y Ángel Nieto recibieron un homenaje: sendas curvas del circuito llevarán el nombre de estos campeones.
Y por fin se puso verde el semáforo de la categoría reina. Crivillé, aun arrancando desde la tercera fila, salió como un disparo. Durante las cinco primeras vueltas recordó por qué luce el número uno: adelantó a seis rivales en maniobras astutas y arriesgadas. Se le veía con más ganas que en todo el curso... pero acabó pagando su fogosidad con una caída cuando acababa de situarse cuarto y amenazaba el liderato.
Carlos Checa (Yamaha) heredó entonces la bandera local y se ubicó en la cola del grupo delantero que formaban McCoy, Kenny Roberts (Suzuki), Max Biaggi (Yamaha) y Valentino Rossi (Honda). Éste cometió dos errores seguidos, recuperó el primero en la maniobra más espectacular del año, pero acabó en el suelo. La lástima fue que Checa también falló, se salió de la pista y perdió su opción a subir al podio. Acabó séptimo, mientras que McCoy lograba su segunda victoria consecutiva y Roberts dejaba el campeonato prácticamente resuelto.
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