El último patinazo de Maradona
El ex futbolista choca de frente contra un autobús de turistas a las afueras de La Habana
Las andanzas nocturnas del ex futbolista Diego Armando Maradona acabaron ayer en un aparatoso accidente de tráfico en una carretera a las afueras de La Habana. Maradona, que llegó a Cuba el pasado mes de enero para someterse a un tratamiento de desintoxicación de drogas, no sufrió daños de consideración, pero la parte delantera del vehículo que conducía quedo totalmente destrozada. "Afortunadamente está bien. Ya está en casa. Sólo tiene una contusión en la pierna izquierda y está un poco dolorido por el impacto. Nada de importancia", dijo en La Habana su polémico representante, Guillermo Coppola, quién lo acompaña desde su llegada a la isla.El accidente ocurrió el miércoles a las 10.30 de la noche (las 4.30 de la madrugada de ayer en España), cuando el coche de Maradona chocó de frente con un autobús de transporte turístico a unos 30 kilómetros de La Habana. No se han esclarecido todavía las causas del accidente, si bien, según las primeras versiones, uno de los dos vehículos viajaba en sentido contrario. "Era un camino poco iluminado y, además, llovía", dijo Coppola a la agencia Reuters poco después del incidente. Maradona iba acompañado de su amigo argentino Carlos Ferro, quien fue acusado en su día de suministrar la cocaína al futbolista durante su estancia en Uruguay, cuando sufrió la crisis que le llevó a Cuba.
Los ocupantes del autobús salieron ilesos y tampoco Ferro sufrió daños de consideración. El ex futbolista fue trasladado a un hospital de La Habana y allí fue sometido a una revisión médica. Según Coppola, Maradona todavía estaba ayer dolorido y "descansando" en el hotel donde reside desde que desembarcó en la isla.
Diego Armando viajó a Cuba el 18 de enero después de sufrir un grave problema de corazón a causa de su adicción a la cocaína, que estuvo a punto de provocarle la muerte. Tras el incidente, el Pelusa aceptó una invitación del mandatario cubano, Fidel Castro, para recibir atención médica en la isla y seguir un tratamiento de desintoxicación. El equipo médico que le atiende, que desde el inicio dijo que el paciente debía pasar cuando menos tres meses en la isla y someterse a una estricta disciplina, ha logrado que Maradona se recupere de sus problemas cardiacos y mejore su salud, pero mucho más difícil le ha sido lograr que el ex futbolista se aísle y se replantee su vida, algo imprescindible para poder superar su adición a la droga.
Para nadie es un secreto que es difícil, por no decir imposible, controlar a Maradona. El Pibe es ya un personaje de la farándula habanera, y no es extraño encontrárselo en el barrio chino, de compras por hoteles y diplotiendas, o bebiendo ron en una de las más famosas tabernas de la ciudad. "Además de que estos ambientes no son los más idóneos, Maradona ha salido y entrado de Cuba en varias ocasiones, o sea, que el control que puedan ejercer sobre el los médicos que le atienden es relativo", dijo a este diario un psiquiatra cubano.
Que se sepa, Maradona ha viajado al extranjero en dos ocasiones: a Alemania, para un partido de homenaje al futbolista Lothar Matthaus, y a México, para apoyar al Boca Juniors cuando el equipo jugo la final de la copa Libertadores.
Más allá de los viajes y de sus salidas nocturnas, desde que aterrizó en Cuba Maradona ha hecho vida de estrella más que de enfermo, ante la mirada impotente de médicos y autoridades. Y por supuesto, todas sus correrías y declaraciones han sido reportadas puntualmente por la prensa.
Desde La Habana criticó al Papa, pidió la devolución del niño balsero Elián González, rompió con el puño el cristal del coche de un periodista, hizo las paces con él y en desagravio jugó un partido de fútbol con varios periodistas extranjeros acreditados en Cuba. También invitó a la isla al cantante argentino Rodrigo, que le dedicó una canción titulada La mano de Dios, estrenada en otra fiesta particular en la discoteca Macumba. Rodrigo murió semanas después en un extraño accidente de tráfico en Argentina y Maradona se ofreció a viajar a su país para declarar ante el juez ya que, dijo, el artista le confesó en La Habana su temor a ser asesinado.
Todo este vértigo fue conjugado y organizado por su representante con entrevistas exclusivas de prensa, cobradas a 5.000 ó 10.000 dólares, según la potencia del medio. El accidente del miércoles fue el último capítulo de su ajetreada estancia en la isla, y quizás el menos peligroso.
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