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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Usos verbales

¿Es cierto que hay un creciente número de extranjeros que quieren aprender español y aprenderlo bien? ¿Por qué y para qué? No me fío. Eso hay que evitarlo a toda costa. Tengo un plan: es menester boicotear de alguna forma la información que se les da. Hay que enseñarles normas gramaticales falaces. Lo que pasa es que... ¡sontan listos! Se darían cuenta. Intentémoslo de otra manera. Enseñémosles las reglas gramaticales correctamente, pero hagamos que los medios de comunicación hablados (la fuente práctica más utilizada para aprender) no observen dichas reglas. O mejor, que estos medios hagan lo contrario de lo que enseñamos a los estudiantes. O mejor aún, que digan lo contrario de lo que les enseñamos, pero, de vez en cuando y de forma totalmente caprichosa, que observen escrupulosamente la regla que en la oración anterior acaban de infringir.

Por ejemplo, al enseñarles los diferentes usos de los tiempos verbales, les decimos que para expresar una acción concreta del pasado se usa el pretérito indefinido (yo jugué) y no el pretérito imperfecto (yo jugaba). A continuación los machacamos con ejercicios hasta que no se equivoquen ni una sola vez.

Después les aconsejamos que vean la televisión y escuchen la radio. Seguro que habrá alguno que vendrá preguntando por qué han dicho en el telediario que "anoche, a las 11.30, se producía un choque frontal de coches en el que moría en el acto Fulanito de Tal. De dicho choque salió (atención al cambio) ileso su acompañante, Menganito de Cual", en el que el presentador usó el imperfecto en vez del indefinido en los dos primeros casos.

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En lugar de responderle, les mandamos como ejercicio para casa que elaboren una hipótesis que explique estos usos. Uno dirá que se trata de estilo narrativo; otro, que se trata de una enumeración de acciones consecutivas; otro, que es una especie de presente histórico, pero con el imperfecto en vez de con el presente; otro, que el último verbo se pone en indefinido, pues concreta aún más los detalles del accidente, etcétera. Ahora la pelota está en nuestro tejado. ¿Qué decimos? Metemos sus respuestas en una coctelera y con la mezcla elaboramos nuestra propia hipótesis, a ser posible que no tenga ni pies ni cabeza y que sea lo suficientemente confusa como para que nadie la entienda, pero, eso sí, adornada de grandilocuentes términos gramaticales.

En todo caso, si a alguno de los estudiantes se le ocurriera en una redacción construir oraciones así, se las tacharíamos como inaceptables, y santas pascuas. Así conseguiremos disuadir del estudio de nuestra lengua hasta a los más animosos.- Santiago Ruiz Moreno. Montefrío, Granada.

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