El milagroso cordero de David Martínez

El desfase horario le ha traído a David Martínez, campeón de España de lanzamiento de disco, más dificultades de las que podía suponer. Durante el viaje de Madrid a Adelaida, que tuvo una duración de 36 horas por una larga escala en Singapur, Martínez apenas pudo dormir. Con 1,95 metros de estatura y 110 de kilos de peso, su incomodidad en el avión era evidente. No tenía sitio para descansar, ni para cumplir los consejos que habían recibido los atletas españoles por los médicos. Se les aconsejaba conciliar el sueño durante las largas horas de vuelo y aguantar a pie firme hasta la primera noche en Australia.El equipo español salió de Madrid el jueves 7 a las doce del mediodía (hora española) y llegó a Adelaida a las siete de la mañana del sábado. La mayoría de los atletas pudieron hacer caso de las recomendaciones. Mal que bien, consiguieron luchar contra el sueño y acostarse a las nueve de la noche. Alguno no pudo evitar una corta siesta de una hora. Pero Martínez estaba rendido de cansancio. Poco después de llegar al hotel -09.00 horas de la mañana-, se acostó y no se despertó hasta ocho horas más tarde. No logró dormirse otra vez. De madrugada salió a pasear por las desiertas calles de Adelaida. Tenía el horario totalmente cambiado. Durante los dos días siguientes no consiguió adaptarse al ciclo australiano. Se sentía fatigado y mareado, incapaz de sobreponerse a las exigencias del horario. Llegó a preocuparse por las dificultades que atravesaba, pero al cuarto día comentó en el desayuno que ya se encontraba mejor. Luego se acercó al buffet, se dispuso cuatro piezas de cordero, apuró un gran plato de leche con cereales y pidió tres huevos cocidos. Por fin, era un hombre nuevo.