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ENERGÍA Fuentes

Europa sigue interesada en la fusión

Los países de Europa Occidental lideran en la actualidad los trabajos para conseguir obtener energía de la fusión nuclear, y la Unión Europea pretende seguir apoyándolos, ha dicho en Madrid Umberto Finzi, director del Programa de Fusión de la UE. El nuevo diseño del ITER, el próximo reactor experimental de fusión, está ya prácticamente terminado y Francia ha expresado recientemente su interés por albergarlo; sin embargo, falta todavía el compromiso político y financiero de Europa y de Japón para construir el reactor a partir de 2002.

Alrededor de 500 ingenieros y científicos de centros públicos y empresas de Europa, Japón, Estados Unidos y Rusia presentan esta semana en Madrid las últimas novedades tecnológicas en el campo de la fusión nuclear, el mismo proceso que se da en el interior del Sol, en un momento en que el alza de los precios del petróleo hace recordar en Europa la necesidad de diversificar las fuentes de energía. La conferencia, de la serie SOFT, se celebra por primera vez en España y coincide con los dos años de funcionamiento de la máquina TJII, proyecto español construido en Madrid dentro del programa europeo de fusión para investigar el comportamiento del plasma en una máquina tipo sterallator. Carlos Alejaldre, director del Laboratorio Nacional de Fusión, se mostró el lunes muy contento con el funcionamiento hasta ahora del TJII -"una máquina llevada al límite"-, en el que se han alcanzado temperaturas el doble de elevadas que las del Sol. Los trabajos en el TJII permitirán extrapolar los resultados a máquinas mayores para su control y optimización. En Europa sólo existe una máquina similar, en Alemania, lo que sitúa a España en un buen lugar europeo y mundial en tecnologías relacionadas con la fusión. El simposio coincide también con un momento en el que reina un cierto optimismo en la comunidad de la fusión nuclear, tras el varapalo que supuso la salida hace más de dos años de Estados Unidos del macroproyecto ITER, una máquina tipo tokamak, en el que ahora permanecen Europa y Japón fundamentalmente, con Rusia como socio poco activo.

La salida de Estados Unidos provocó la necesidad de rediseñar el ITER para que costara la mitad de lo previsto en el proyecto original. Robert Aymar, director del ITER, se mostró optimista en Madrid sobre la vuelta de Estados Unidos al proyecto -que ahora tiene un coste de 3.500 millones de euros- una vez que se apruebe y haya plazos para su construcción. "El ITER es una necesidad absoluta", aseguró Aymar, "porque lo que se pretende está fuera del alcance del JET [el actual reactor experimental, situado en el Reino Unido]". También resaltó que los últimos resultados obtenidos en el programa de fusión europeo -financiado al 40% por la UE- garantizan que se puede acometer el próximo paso, el ITER, sin que sea necesario esperar más. Además de Francia, han manifestado su interés por albergar el ITER Canadá y Japón.

La fusión nuclear es una línea de investigación que necesita un apoyo continuo y a largo plazo, comentó Félix Yndurain, director general del Ciemat, el organismo que alberga el TJII. Los plazos son largos siempre en una tecnología complicada que puede revolucionar el mundo, pero que no lo hará en dos años. Por ejemplo, si el ITER se construyera a partir de 2002, estaría terminado 10 años más tarde, y pasarían otros 15 años antes de que se pudiera demostrar que la fusión nuclear es viable desde el punto de vista económico con fuente de energía limpia e inagotable. El horizonte para su utilización masiva no es menor de 50 años.

Todo esto no impide que siga siendo un tema interesante para Europa. "La fusión no produce emisiones de dióxido de carbono, por lo que no contribuye al efecto invernadero, comentó Finzi. "La energía solar no puede por sí sola resolver el problema y la fusión podría proporcionar la energía necesaria para producir hidrógeno para las pilas de combustible, una tecnología muy prometedora en el transporte", dijo.

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