_
_
_
_

Apatía en la campaña para recortar el mandato presidencial en Francia

La campaña para recortar el mandato presidencial francés de siete a cinco años comenzó ayer en medio de la indiferencia general. Jacques Chirac, hasta hace unos pocos meses contrario al quinquenato, aceptó la reducción de dos años con la esperanza de que nadie le pidiera que se jubilase en vez de opositar por segunda vez a la presidencia. Pero Chirac lo hizo a regañadientes, sin convicción y prefirió la vía del referéndum -la votación está prevista para el día 24- en vez de la del voto del Parlamento.

Un gran proyecto

Hoy la opinión pública parece dispuesta a devolverle su falta de entusiasmo: los sondeos sitúan la abstención entre el 55% y el 65%. No hay duda, el ganará, pero nadie podrá capitalizar el resultado. Chirac no quiso debate sobre la cuestión. "Si no se acepta mi propuesta reducida al estricto recorte del mandato, la retiraré", amenazó a los diputados. Ahora la ciudadanía responde a esa falta de debate olvidándose de las urnas. "El presidente estuvo muy tibio respecto al quinquenato, pero más cálido cuando se habló de referéndum", resumía hace unos días François Hollande, primer secretario del Partido Socialista (PS). En efecto, Chirac creyó poder apoderarse de la reforma, pero confundió el que ésta fuese bien vista con capacidad de movilización. "El quinquenato es una mejora", dijo Hollande, "pero tenemos otras ambiciones".

Para el ex presidente Giscard d'Estaing, "una abstención por encima del 60% no será un fracaso técnico, sino simbólico y político". Para Charles Pasqua, que propugna el no, la abstención masiva "sólo sería un triunfo para la incivilidad". Lo cierto es que el quinquenato debiera servir, sobre todo, para evitar la repetición de las cohabitaciones, pero tiende a convertir al presidente más en el auténtico jefe del Ejecutivo que en el poder arbitral que pretende ser.

La Constitución de la V República, ideada por Charles de Gaulle, quería que el presidente fuese "el garante de las instituciones" al tiempo que "el portador de un gran proyecto". La práctica le ha ido despojando de esas virtudes. En el caso de Chirac, su calidad de "garante" aparece enturbiada por todos los asuntos judiciales del Ayuntamiento de París, asuntos de los que sólo escapa precisamente por ser presidente de la República. Respecto a los proyectos, basta con ver lo ocurrido desde 1995 hasta ahora en materia de enseñanza, sanidad y justicia.El corporativismo de los profesores ha podido con cualquier tentativa de cambio; Alain Juppé pagó con su dimisión como primer ministro el haber querido modificar la financiación de la Seguridad Social, y Elisabeth Guigou tuvo que abandonar su proyecto de dar total independencia política a la justicia debido a que los correligionarios de Chirac boicotearon el proyecto de ley. En ningún caso el presidente se movió para salvar transformaciones que trascendían su mandato. Tras 40 años de vida, la Constitución gaullista se dispone a embarcarse sin entusiasmo en un cambio que, de momento, convertirá al presidente en superprimer ministro en espera de que la Asamblea Nacional recupere poder de control y el Tribunal Constitucional independencia para proteger las instituciones. Entonces puede que se haga evidente para todos que entre presidente y primer ministro, uno de los dos está de más pero, hasta entonces, los franceses seguirán confiando en su Ejecutivo bicéfalo como contrapoder.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_