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El jefe de las milicias chechenas prorrusas amenaza con tomar el poder

Ataque guerrillero

Chechenia sigue dando fuertes dolores de cabeza al Kremlin, no sólo por las emboscadas que tienden los guerrilleros en los caminos de esa pequeña república norcaucásica, sino también por las rivalidades que existen entre los líderes chechenos prorrusos, que en cualquier momento pueden desembocar en enfrentamientos armados. Bislán Gantamírov, comandante de las milicias promoscovitas chechenas y vicejefe de la administración impuesta por el Kremlin, declaró ayer que ya no se subordina a Ajmad Kadírov, el ex mufti que Moscú puso al frente de la república rebelde y amenazó con tomar por la fuerza el poder.Gantamírov criticó duramente la política de Kadírov y advirtió de que no está dispuesto a entregar todas las riendas del poder al ex mufti y "a sus terroristas". "Reconquistaremos lo que se ha logrado con tanto trabajo, con tantas víctimas, e impondremos el orden en Chechenia", declaró Gantamírov.

Éste no es el primer enfrentamiento de Gantamírov (viceprimer ministro bajo el Gobierno títere prorruso en 1995) con Kadírov. A mediados de julio pasado, cuando éste decidió destituir a los jefes de distrito de Grozni, Gantamírov se opuso y rodeó con sus francotiradores la sede de Kadírov en Gudermés. A duras penas, Moscú logró apagar el conflicto y evitar que la sangre corriera entre sus aliados.

Gantamírov volvió a la política chechena directamente de la cárcel, donde cumplía condena por malversación de fondos durante su gestión como viceprimer ministro: al comenzar la segunda guerra contra Chechenia, el año pasado, el entonces presidente Borís Yeltsin lo amnistió. Putin, que era primer ministro, dio su total respaldo a Gantamírov, que con el apoyo de Moscú armó a sus hombres. Éstos, en calidad de milicias populares, lucharon junto con los soldados rusos contra los independentistas.

Los guerrilleros atacaron ayer un puesto de control ruso en la capital chechena. En el tiroteo murió al menos un policía ruso y otros dos soldados resultaron heridos. En la semana, los separatistas causaron 65 bajas a los rusos: 15 muertos y 50 heridos.Mientras tanto, en Moscú, el Servicio Federal de Seguridad (SFS) reiteró que los chechenos organizaron la serie de explosiones ocurridas el año pasado y que dejaron cientos de víctimas. Los autores materiales son siete extremistas musulmanes wahabíes; al menos dos ya han sido capturados.

Por otro lado, la cadena semipública de televisión ORT, de la que el oligarca Boris Berezovski controla el 49% de las acciones, suprimió ayer la emisión del programa Vremia, del periodista Sergei Dorenko, un adepto al magnate. El director de ORT, Konstantin Ernst, dijo que prohibió la emisión porque Dorenko se empeñó en mencionar el conflicto por el control de las acciones, en contra de sus órdenes. Berezovski ha anunciado que cederá sus acciones a un grupo de escritores y periodistas, entre ellos Dorenko, mientras el Gobierno intenta hacerse con el control total de ORT.

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