El Consell recortó 20.000 millones de inversiones en 1999 y elevó en 36.000 los gastos previstos

El cierre contable del presupuesto de gastos de la Generalitat a 31 de diciembre de 1999 revela que las inversiones reales previstas a principios de año sufrieron un recorte de casi 20.000 millones de pesetas. Sin embargo, la nómina de la Generalitat, una partida que se consolida de año en año, creció más de 26.000 millones. Los gastos corrientes de funcionamiento ordinario también se dispararon y crecieron cerca de 9.000 millones. En conjunto, el coste del aparato diario de la Administración autonómica subió cerca de 36.000 millones.

Vicente Rambla asumió la responsabilidad de Hacienda en julio de 1999 y no debía tenerlas todas consigo cuando miró las cuentas de la Generalitat por encima. En el primer pleno operativo del Consell, el 16 de agosto, arrancó a sus colegas un acuerdo de gobierno para recortar de inmediato las inversiones previstas. La operación se ha repetido año tras año desde que Eduardo Zaplana llegó a la presidencia de la Generalitat en junio de 1995.Las inversiones del Consell sufrieron una curiosa evolución a lo largo del ejercicio. El presupuesto inicial aprobado por las Cortes preveía inversiones por un total de 128.407 millones. Esa cantidad inicial sufrió un aumento de 41.762 millones a lo largo del ejercicio, que corresponde a inversiones comprometidas el año anterior que no llegaron a pagarse. Para compensar ese crecimiento, Hacienda aplicó la tijera y recortó el gasto previsto en inversiones reales poco más de 60.000 millones.

Los fondos disponibles para inversiones sumaban así 109.853 millones a 31 de diciembre. El Consell había autorizado gastos por 99.717 millones, pero sólo había ordenado pagos por 65.770 millones. Es decir, sobre el total de inversiones previstas, la Generalitat había ejecutado la mitad a final de ejercicio.

La evolución del capítulo de gastos de personal siguió una trayectoria inversa. El coste de la nómina del personal al servicio de la Administración autonómica se estimó en 411.257, de acuerdo con el presupuesto aprobado por las Cortes. Pero el capítulo correspondiente sufrió aparatosos aumentos y disminuciones hasta quedar fijado en 437.817 millones de pesetas. Más de 26.000 millones sobre lo previsto.

El Consell pudo dejar de autorizar hasta 30.000 millones en el capítulo de inversiones, pero la nómina no puede dejar de pagarse. Las obligaciones asumidas en el capítulo de personal cubren el 100% del crédito: 437.817 millones. Y los pagos efectivos superan el 98%: 430.263 millones.

Los gastos ordinarios para garantizar el normal funcionamiento de la Administración, otro capítulo que se consolida de año en año, sufrió una evolución similar a la nómina. El coste de la factura eléctrica y de material de oficina, entre otras partidas, se estimó a principios de año en 109.521 millones. El presupuesto definitivo creció más de 10.000 millones a lo largo del año hasta situarse en 119.641 millones.

El pago de los gastos corrientes y de funcionamiento permite ciertos retrasos. El Consell autorizó pagos por un total de 118.361 millones, pero a 31 de diciembre sólo había desembolsado efectivamente 85.703 millones.

La eficacia en el gasto durante 1999 sólo rondó el 100% en los capítulos de personal, gastos y pasivos financieros. Además de la nómina hay que cumplir con los acreedores. Pero quedó por debajo del 70% en los capítulos correspondientes a inversiones reales y transferencias de capital, los fondos destinados a pagar inversiones reales determinadas que ejecutan organismos ajenos a la Generalitat.

Los fondos destinados a transferencias de capital registraron un aumento de más de 15.000 millones durante el ejercicio hasta rondar los 100.000 millones. El Consell comprometió el gasto efectivo de 78.863, pero pagó efectivamente 54.267 millones, una forma de proceder que estrangula la capacidad de maniobra de terceros.