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GENERACIÓN NÓMADA

Profesora entre rejas MIQUEL NOGUER

Miquel Noguer

Isabel ha pasado parte de sus vacaciones en la prisión. Así lo decidió hace meses esta barcelonesa de 25 años después de la experiencia del año pasado y del anterior, cuando ya dedicó varios días del verano, y del resto del año, a ayudar a una interna en sus estudios universitarios. La experiencia le gustó tanto que ha continuado su tarea de voluntaria a lo largo de todo el año, de manera que su visita semanal al centro penitenciario de Brians se ha convertido en una cita fija en su agenda semanal. "Es que cuando empiezas ya no puedes parar", asegura.La relación de Isabel Soria con el mundo penitenciario empezó cuando cursaba cuarto curso de derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y sintió la necesidad de "ver qué pasa después de dictar una sentencia". Desde que comenzó su carrera universitaria, siempre había sentido un gran interés por el derecho penal, una parte del mundo jurídico que, según ella, "no conoces bien hasta que no entras a una cárcel".

Pero del dicho al hecho siempre hay un camino y Isabel lo pudo recorrer gracias a los programas de voluntariado que la Fundación Autónoma Solidaria, antes Oficina de Asuntos Sociales, puso en marcha hace varios años. Uno de ellos es el denominado Programa para la Integración de Presos, que empezó a funcionar en 1994 y que, desde entonces, ha conseguido involucrar a cerca de 30 jóvenes en el proyecto de acercar la Universidad a la prisión.

El objetivo final de este programa es que aquellos internos que están estudiando una carrera dentro de la prisión puedan contar con la ayuda de alguien de fuera al mismo tiempo que mantienen el contacto con la realidad universitaria. Mayte, la chica a la que ayuda Isabel, está cursando derecho en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Ha llegado aquí después de estudiar durante dos años los cursos de preacceso y acceso a la Universidad, también desde la cárcel. "Ahora le quedan algunas asignaturas para septiembre, pero el simple hecho de que Mayte muestre tanto interés por los estudios ya es un éxito".

El trabajo de Isabel en Brians es de los que desanimarían a más de uno: todos los domingos por la mañana coge el coche y se va hacia el centro penitenciario. En su bolsa lleva fotocopias de libros, apuntes y resúmenes que ella misma ha hecho para que Mayte tenga material suficiente para estudiar durante toda la semana. El resto de días, el trabajo continúa para Isabel, puesto que tiene que acudir a la biblioteca de la UNED a fotocopiar libros y a buscar los textos que Mayte necesitará para estudiar. Además, se ha acostumbrado a resumir los apuntes y a esquematizar los principales conceptos para asegurar que los términos le queden claros.

Para Isabel, entrar en la cárcel ha supuesto el descubrimiento del otro lado de la justicia y el de la injusticia. Para ella, este sitio enseña a dar oportunidades de ser tolerante y, sobre todo, "a no juzgar a los demás". Esto último lo ha llevado hasta el punto de no querer saber por qué Mayte está en la cárcel. "La verdad es que nunca se lo he preguntado. Está aquí y basta".

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Después de trabajar regularmente durante tres años, Isabel y Mayte han estrechado sus vínculos de tal forma que se ha creado una situación de auténtica amistad. "Muchos domingos llego a la cárcel con una cara de sueño que mata", reconoce Isabel. A Mayte, esto no le importa e incluso echa monumentales broncas a su profesora por sacrificar horas de sueño después de una juerga de sábado por la noche: "Ya me espabilaré con los libros, tú vete a dormir", le ha espetado Mayte en más de una ocasión. Pero ella va, con sueño o sin él, porque está convencida de que su trabajo está siendo útil. "Además, el sueño se me pasa nada más entrar allí".

Pero no todas las tareas que ha llevado a cabo en Brians han dado unos resultados tan positivos. Al principio, Isabel trabajaba con otra mujer, pero la presión que ejerce la cárcel y la dificultad para centrarse en los estudios la llevaron a alejarse de la carrera que comenzó. "Es algo que a veces ocurre, se desilusionan y lo dejan", recuerda Isabel no sin cierto aplomo.

La misma presión de la cárcel también ha comportado que Mayte haya tenido más de un altibajo, aunque siempre se ha resuelto gracias a la "extrema confianza" que existe entre las dos. "Mi trabajo se basa en que ella no se desanime, que siga luchando a pesar de todo", explica Isabel. Y parece que lo está consiguiendo: Mayte, además de estudiar derecho, cursa un módulo de Formación Profesional de patronaje, trabaja y participa en un programa de inserción social. Y todo ello entre las rejas de la prisión de Brians, un centro penitenciario que Isabel no duda en describir "como los de las películas" por su estructura de hormigón y sus tétricas galerías.

El compromiso entre Isabel y Mayte no tiene fecha de caducidad. Al menos esto piensa la voluntaria, que admite que nada le haría más feliz que poder quedar un día para tomar café con Mayte fuera de la cárcel. "Hasta que ella no salga de aquí, no sabré si podremos continuar compartiendo cosas", admite.

La experiencia carcelaria de Isabel le ha servido para reflexionar acerca de su oficio, de la justicia y, sobre todo, de la carencia de ella. "Estoy segura de que tú, yo y cualquiera habríamos acabado como Mayte si no hubiéramos tenido tantas oportunidades", asegura.

El sistema penitenciario y sus normas también son blanco de las críticas de Isabel: "Que se encierre a personas dentro de un lugar como éste dice muy poco a favor de nuestra sociedad".

Pero entre crítica y crítica, Isabel continuará con sus visitas periódicas a la cárcel de Brians y, cuando sus amigos la llamen a casa, su madre tendrá que dar la explicación de siempre y que ya forma parte del anecdotario de cada fin de semana. "Isabel? No, está en la cárcel".

Programa para la Integración de Presos de la Fundación Autónoma Solidaria. Teléfono: 93 581 25 60. http://www.blues.uab.es/fas

Consuelo Bautista

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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