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Bruselas pide a Francia que tome medidas para acabar con el bloqueo

El bloqueo en el transporte de combustible que sufre Francia inquieta a las autoridades comunitarias y del país. La Comisión Europea requería ayer al Gobierno francés el uso de las "medidas necesarias" para restablecer la libre circulación al tiempo que éste instaba a los camioneros a que levantasen los obstáculos. Tras cuatro días de conflicto, un 80% de las gasolineras carece de uno o varios tipos de combustible y una de cada tres estaciones ha tenido que cerrar.

El ministro del Interior francés, Daniel Vaillant, ha advertido a los transportistas de que "no puede tomarse a los franceses como rehenes y menos aún a aquellos que tienen problemas de salud", en referencia a la necesidad de no dejar sin combustible a ambulancias, bomberos o policías.Ese llamamiento a la responsabilidad del titular de Interior se producía mientras que la Comisión Europea enviaba a las autoridades francesas una demanda formal de información sobre las "medidas necesarias" para eliminar los obstáculos a la libre circulación de personas y mercancías provocados por las protestas de los transportistas contra la subida del precio de los carburantes.

Un conflicto que ha causado el desabastecimiento de las gasolineras francesas tras los cuatro días de barricadas organizadas por transportistas y agricultores ante las refinerías y los depósitos de combustible, con la ayuda ocasional de conductores de ambulancias, taxistas o autoescuelas. Pero ayer también pareció que el viento empezaba a soplar en otra dirección, que la unidad del frente de protesta se resquebrajaba y que la opinión pública empezaba a manifestar su cansancio ante un bloqueo de refinerías que amenaza con paralizar el país.

Al mismo tiempo que el ministro de Transportes, Jean-Claude Gayssot, decía: "Mi puerta está siempre abierta", se negaba a negociar de nuevo con las tres centrales de la patronal del transporte de forma conjunta y dialogaba con cada una de ellas por separado. La última oferta del Gobierno consiste en recortar el impuesto sobre el gasóleo 35 céntimos de franco por litro (unas ocho pesetas), mientras que los camioneros exigen una rebaja de 55 céntimos este año.

Las declaraciones del primer ministro Lionel Jospin el jueves por la noche diciendo que "no habrá más dinero" y dando por rotas las negociaciones parecen haber causado su efecto. El tono está establecido y ayer por la noche algunas barricadas se levantaban mientras los representantes de las patronales de transportistas UNOSTRA, FNTR y TLF comenzaban a hacer circular entre sus afiliados la idea de que lo conseguido ya era mucho.

Los agricultores, a través de su central FNSEA, seguían en cambio dispuestos "a ir hasta donde haga falta" y ayer bloquearon durante horas la vía férrea entre París y Estrasburgo. Reclamaban una rebaja fiscal equivalente a unos 27.000 millones de pesetas ante un ministro de Agricultura, Jean Glavany, que se negaba a ir más allá de los 7.000. Los taxistas, después de haber organizado embotellamientos monumentales en varias ciudades, y especialmente en París, se declaraban en cambio "satisfechos" tras entrevistarse con el titular de Interior. Su caso puede resolverse con una autorización a un ligero aumento de las tarifas.

La dimensión política de la crisis ha quedado aplazada hasta el próximo lunes, día en que los socialistas y los ecologistas han convenido encontrarse para discutir sus diferencias. Los verdes no aceptan que se compre la paz social a costa de renunciar a medidas pensadas para reducir la contaminación.

Para la oposición conservadora, las divergencias en el equipo de la llamada izquierda plural han sido acogidas como agua de mayo. Claude Goasguen, portavoz de los liberales, pedía la salida de los ecologistas del Ejecutivo, e indicaba que "la solución está en Bercy" -sede del Ministerio de Finanzas- y culpaba al Gobierno "de no saber utilizar el muchísimo dinero que entra en las arcas del Estado".

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