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Un experto destaca los fallos que hay en las listas de espera de adopciones

Ginés Donaire

En Andalucía hay más de 2.000 familias que esperan adoptar un niño. Sin embargo, las adopciones que se conceden no van más allá de 280 al año, una cifra que incluso irá descendiendo en los próximos años por la bajada de los índices de natalidad en España. Esta revelación la hizo ayer en Baeza (Jaén) Jesús Palacios González, catedrático de Psicología Evolutiva de la Universidad de Sevilla, que dirige el curso sobre Protección de la Infancia en situaciones de riesgo en la sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA).Palacios manifestó que el número de adopciones sí podría crecer si se tiene en cuenta que 250 niños están a la espera de ser acogidos en alguna institución de régimen cerrado de la comunidad. "Lo que falla es que las dos listas de espera no se comunican entre sí", subrayó el profesor. "Lo que ocurre", añadió, "es que existen recelos para la adopción de niños de esos centros, porque son mayores de siete años, suelen tener algún hermano, alguna enfermedad y una situación social complicada". La opción más deseada por los padres adoptivos sigue siendo la de un bebé, pero en el último año sólo un 7% pudo satisfacer sus deseos.

En el mismo curso que se celebra en la sede baezana de la UNIA se ha puesto de relieve que, en Andalucía, 15 de cada 1.000 menores de 18 años sufren algún tipo de maltrato, un porcentaje similar al del resto de España pero que los expertos sospechan que está por debajo de las cifras reales. "Muchos casos de maltrato, sobre todo de tipo sexual, permanecen en el silencio de los ámbitos familiares y no aparecen nunca en las estadísticas", ha explicado el profesor Jesús Palacios.

El maltrato más frecuente es el que manifiesta algún tipo de abandono hacia el menor. En Andalucía, siete de cada diez niños objeto de maltrato lo han sido por no estar bien atendidos en aspectos tan básicos como la alimentación, la higiene o la educación. Cuatro de cada diez sufren algún maltrato psicológico, algo más de dos un maltrato de tipo físico y uno y medio sufren en sus carnes los efectos de la explotación y la mendicidad infantil.

Félix López, de la Universidad de Salamanca, se refirió ayer a que los servicios sociales que atienden casos de maltrato infantil no investigan si ha habido antes algún tipo de abuso sexual. Además, pidió que se extremen las medidas en las residencias para evitar que esos niños reproduzcan sus antecedentes de maltrato en los centros de internamiento.

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