Los valencianos y el Plan Hidrológico
El 5 de septiembre se reunirá el Consejo Nacional del Agua, convocado por el ministro de Medio Ambiente para debatir el Plan Hidrológico Nacional (PHN). No suelo utilizar ciertas expresiones, porque abusar de ellas acaba quitándoles sentido, pero creo que esta vez sí hay motivos suficientes para calificarla como una ocasión histórica para los valencianos. Empezaremos a culminar un largo proceso que nos permitirá, si somos capaces de jugar con acierto nuestras bazas, poner fin a la principal amenaza a las oportunidades de desarrollo que tiene la Comunidad Valenciana: la escasez de agua.Todos los documentos de política hidráulica que ha ido elaborando el Gobierno de España en los últimos años reconocen que las cuencas valencianas, Júcar y Segura, son deficitarias. En algunas zonas nos falta agua en términos absolutos, en otras padecemos un equilibrio precario que no se sostiene en épocas de sequía. Y frente a esos problemas sólo hay dos soluciones: una, ahorrar lo posible y utilizar con la máxima eficacia el agua; otra, trasvasar a nuestros ríos una parte del agua que abunda en cuencas cercanas, como la del Ebro, o la del Tajo en sus tramos medio y alto, y que se pierde en el mar, porque esas cuencas cuentan y seguirán contando con más recursos que demandas.
Pero no se trata de dos posibles alternativas, son complementarias y necesarias las dos. A los valencianos nos toca hacer todos los esfuerzos exigibles por aprovechar al máximo el agua de que disponemos, y distribuirla de la manera más eficiente. Difícilmente tendríamos legitimidad para reclamar agua a otros territorios de España si no cumpliéramos esta condición. Y lo estamos haciendo, con un conjunto importantísimo de actuaciones de modernización de regadios, de depuración y reutilización de aguas residuales, de abastecimiento y de redistribución interna de recursos, que las administraciones del Estado y de la Generalitat estamos desarrollando de forma coordinada. Dentro de muy poco tiempo, cuando todas estas obras estén terminadas y en servicio, la Comunidad será la región más avanzada de España en ahorro y uso eficiente del agua.
Con eso estamos haciendo algo esencial, imprescindible, algo que tiene un potencial inmenso para paliar nuestro déficit y que no se había hecho nunca antes. Pero no es suficiente porque, a pesar de todos esos esfuerzos, nos seguirá faltando el agua. Si queremos continuar progresando y que los valencianos de mañana puedan seguir viviendo en un clima de confianza y de bienestar, necesitamos garantía de que las futuras demandas de agua se van a poder cubrir. Y esa garantía sólo la tendremos si conseguimos que el PHN ordene los trasvases al Júcar y al Segura que necesitamos.
Por tanto, dos soluciones íntimamente vinculadas entre sí. Ahorrar agua no será suficiente si no conseguimos el complemento de los trasvases. Y los trasvases no serán posibles si no demostramos que hemos apurado todas las posibilidades de ahorrar y de optimizar el uso del agua que tenemos.
Este es el planteamiento que el Gobierno valenciano ha defendido en todos los foros. Y hemos conseguido que sea también un planteamiento plenamente compartido por el Gobierno español, que sin ninguna duda va a incluir los trasvases al Júcar y al Segura en la propuesta de PHN. Sin embargo, es evidente que una medida de este alcance no puede ser impuesta por ningún gobierno. Si una decisión sobre trasvases ha de ser viable es imprescindible que los ciudadanos de los territorios que ceden agua no sientan que se les está despojando de algo que les pertenece, que entiendan que la solidaridad que se les pide es en beneficio de todos y sin perjuicio para ellos, y que no renuncian a sus propias expectativas de desarrollo.
Por eso, el PHN tiene que fundarse en la negociación y en el consenso, en un pacto de Estado con vocación de permanencia, y el marco para alcanzar ese pacto es el Consejo Nacional del Agua. Los representantes valencianos vamos a ir al consejo con una postura clara y firme, planteando nuestras demandas con la conciencia de que pedimos algo a lo que tenemos derecho, porque estamos haciendo cuanto está en nuestra mano para gestionar nuestra agua con el máximo rigor, porque las oportunidades de crear riqueza y empleo que tiene nuestra Comunidad (si no nos falta el agua) son una contribución importante a la prosperidad del conjunto del país.
Pero sabemos que nuestras demandas despiertan recelos y vamos a encontrar resistencias muy duras en determinados sectores del consejo. Algunas comunidades tratan de explotar la sensibilidad que despierta siempre cualquier planteamiento de trasvases, apelando a difusos sentimientos de agravio para plantear sus reivindicaciones. Nosotros apoyamos esas reivindicaciones en todo lo que tienen de justo y razonable, porque conocemos los problemas que crea una mala distribución del agua y porque sabemos que, aún atendiendo esas demandas, seguirá habiendo excedentes suficientes para satisfacer las nuestras. Por tanto, vamos a ir a negociar el PHN con un espíritu flexible y abierto, sin tolerar chantajes pero con el empeño de llegar a acuerdos estables. Y es imprescindible que los representantes de nuestra Comunidad en el consejo tengamos un respaldo claro y compacto de la sociedad valenciana. De poco nos serviría plantear nuestras justas peticiones, si tras ellas se percibiera una división entre los propios valencianos.
Desgraciadamente, en los últimos tiempos hemos visto algunos síntomas de que esto podría pasar. Es lo que está sucediendo, por ejemplo, con la interconexión Júcar-Vinalopó. Se trata de una actuación imprescindible para paliar la situación de déficit más grave que padece la Comunidad, que cuenta con el consenso de todos los usuarios de la cuenca en el PHN, y que ahora, en el momento de ponerla en obras, está encontrando fuertes resistencias entre nosotros. Y lo que es peor, en el intento de justificar esa oposición se está empleando la demagogia y se están dando argumentos falsos, que no hacen sino reforzar a quienes, desde fuera, van a tratar de disputar por todos los medios la posibilidad de que el PHN establezca trasvases de agua hacia nuestros ríos.
Creo que todos los valencianos, y en especial los partidos que representan al conjunto de los ciudadanos en las Cortes Valencianas, debemos ser conscientes de la responsabilidad que asumimos en esta situación que, como decía al principio, es una ocasión histórica. No se puede decir una cosa distinta en cada sitio. No se puede pedir solidaridad a los de fuera si no somos capaces de practicarla entre nosotros. Y no vamos a conseguir que demandas decisivas para nuestro futuro acaben triunfando si, a pesar de estar legitimadas, somos los propios valencianos los que las desprestigiamos por estrategias políticas de campanario. A todos nos toca reflexionar, valorar lo que se está jugando, de verdad, la Comunidad Valenciana, y actuar en consecuencia. El Gobierno valenciano va a actuar decididamente para conseguir que los trasvases sean una realidad, y estoy convencido de que si podemos contar con el apoyo firme de la sociedad y, dentro de las discrepancias legítimas, de las demás fuerzas políticas, vamos a conseguirlo.
José Ramón García Antón es consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes.
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