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'Il barbiere di Vinaròs'

Me sorprendió que, por falta de normalidad, hubiera una coproducción entre catalanes y valencianos en tema de ópera. Lo cierto es que me sorprende que exista colaboración puesto que se está en la dialéctica de ponerse de espaldas, que es lo más habitual, o bien de afirmar que se es idéntico, por lo que tampoco existe trabajo conjunto. Esta coproducción de Il barbiere di Siviglia de Gioacchino Rossini fue estrenada el viernes 4 de agosto y unía al Festival Castell de Peralada con el Institut Valencià de la Música-Generalitat Valenciana. Por parte valenciana se aportó al director, al gran director, Carles Santos hijo de Vinaròs e incluso hijo predilecto potencial de esta ciudad de personalidad marcada. No en vano otro valenciano, Max Aub, en sus Crímenes ejemplares sentenció que "lo maté porque era de Vinaròs" lo que si uno hubiera nacido allí lo tendría como orgullo.La aportación valenciana no se limitó a los duros y a Carles Santos sino también al profesorado y a los alumnos de la Escola d'Arts i Oficis y a la Escola de l'Actor de Valencia. Los catalanes aportaron duros y cantantes y los canarios, la directora de orquesta. Asistí al ensayo general y a la primera y única función dado que la segunda, en un gran gesto daliniano, no pudo tener lugar debido a que el gran incendio del Cap de Creus aisló en Cadaqués a la orquesta habitualmente dirigida por Sir Neville Marriner. Reserven localidades para el mes de marzo cuando se representará en el Palau de la Música de Valencia. No sé si coincidirá con Sant Josep.

Carles Santos ha tenido recientemente éxitos en Barcelona con La pantera imperial y La granya de Pasqual Picanya que acaba de revalidar en París. Me parece que son unos éxitos más fáciles de obtener en Barcelona o en París debido a que su estética al ser tan puñeteramente valenciana va a sorprender menos en el Turia que en el Llobregat o en el Sena. Tampoco sorprendería en partes de Italia, no en vano un crítico habló de Federico Fellini, como en Sevilla. Me viene a la memoria la respuesta que se atribuye a la madre del cantante de Xàtiva Raimon Pelegero al regreso del viaje de la boda de su hijo: "El italiano es fácil de entender porque es un valenciano mal hablado". Frase que no solamente es literalmente verdadera sino que además es cierta. Mi amigo Salvador Salcedo hubiera preferido que fuese inventada.

Solamente una crítica, Lorda Morgades de EL PAÍS, centró la crónica en la valencianidad, valga la palabra, de Carles Santos, puesto que recuerda su origen en diversas ocasiones, lo que me parece muy ajustado. Sin hacerlo, Inma Merino, en el periódico de gran difusión en las comarcas de Girona, El Punt Diari, destaca una de las características de bastantes valencianos "la música como explosión del erotismo" lo que es evidente en Vicent Ventura o en Manuel Vicent o en la morbosidad de las estatuillas de Lladró. Una mujer de proporciones fellinianas en escena lo confirma. La crítica, muy precisa, de Jordi Maluquer en el Avui, nada "imperialista", es la que menos se refiere a la estética de la puesta en escena y más a la música tal como me acostumbra a agradar aunque hubiera hecho concesiones en este caso. La sesuda La Vanguardia optó por enviar a su crítico teatral, Joan-Anton Benach, y a uno musical, Jorge de Persia. El musical no puede por menos que dedicar más atención a lo escénico y el teatral se centra en "el barroquismo valenciano".

La otra persona que conozco, Emèrit Bono, que ha leído el grueso volumen El despotismo oriental del sinólogo Karl Augustus Wittfogel no me permitiría dejar de citarlo por ser la principal base teórica para explicar el porqué en zonas de regadío con gran obra triunfa el arte barroco. Por cierto que a Carles Santos no le hace la más mínima falta leerlo como tampoco a los que plantan fallas o fogueres porque lo saben ya o, al menos, lo practican. Vuelvo aquí a enroscar una idea: valenciano sí, pero también italiano e incluso sevillano ("las claridades del sur andaluz" según Benach). Dos matices añadiría: el primero recordar que la Feria de Abril en Cataluña tiene bastante más público que la sevillana y que ésta fue fundada por un catalán que fabricaba tejidos en la capital andaluza con máquina de vapor, Narcís Bonaplata, y un vasco, de la familia Ibarra que comanda ahora el BBVA, que vendía hierros. El mestizaje siempre aparece aunque lo valenciano es en este Il barbiere di Vinaròs el tono dominante. Si ustedes acuden a las presentidas representaciones en Valencia fíjense en que Gioacchino Rossini aparece montado en una silla de barbería dando la bendición apostólica a Carles Santos. Escuchen también, si repiten, a los cantantes y al Fígaro de Àngel Òdena de Tarragona. La ópera, aunque su música aparezca descoyuntada, es lo básico.

Ernest Lluch es catedrático de Historia del Pensamiento Económico.

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