Congreso
Por debajo de la entretenida rubia abundancia (Capote) de Leire Pajín, a quien el proceso de orfebrería socialista local ha perfilado como la mascota de esta nueva coyuntura pegada en saliva, y de las miradas circunflejas de José Luis Rodríguez Zapatero, con sus forzadas dosis de campechanía, el desarrollo precongresual del PSPV no se ha alejado ni un centímetro de la coreografía habitual empleada por este partido para dirimir sus asuntos de cúpula. Los intensos ejercicios aritméticos previos en los que se están empleando los sectores en liza -cuya progresiva atomización ya hace necesaria la intervención de ejercitados microscopistas- para postular candidatos en función de los apoyos recabados, anula la entusiástica promulgación del fin de las familias. Por no hablar de en qué ha quedado el estallido de emoción suscitada en el Congreso Federal entre los delegados aglutinados frente al ex secretario de Organización con motivo de la victoria de Rodríguez Zapatero ("¡País Valencià!, ¡País Valencià!"), que se aproximó más a lo que sucede en el Salón de Loterías del Estado el 22 de diciembre con algunas pedreas que al estilo del propio acontecimiento. Ni de los paseíllos de presumibles candidatos hacia Madrid, a instancias de los mandamases de la ejecutiva federal, para ser sometidos a audiencias sobre las que no trasciende nada y que aumentan la sensación de tutelaje sobre lo que pueda acontecer entre el 22 y el 24 de septiembre en Alicante. Con el agravante de que quienes levantaron antes el estandarte contra las injerencias venidas de Madrid y se rasgaron las vestiduras en no pocas proclamas y conciliábulos ahora guardan un silencio aterrador. Éstos, y otros no menos remotos ingredientes, son los que se están empleando en la recocción del PSPV. La cena en un restaurante de la cala de Finestrat el pasado miércoles reunía todas las claves en medio de los codazos para salir en la foto con un Rodríguez Zapatero que no está dispuesto a que se le escapen las riendas del IX Congreso Nacional. Es decir, sálvese quien pueda.
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