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Tribuna:ÁREA LIBREFOTOS DE LA MEMORIA
Tribuna
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El árbitro

De entre mis parientes de segundo grado, uno es árbitro de fútbol de primera división. Pero es también profesor de Lengua y Literatura de un instituto de Enseñanza Media en Lorca, un hombre muy firme y con los juicios muy determinados. Con probabilidad, su éxito en los campos de fútbol, que le han conducido a actuar en partidos de categoría internacional, procede de su clarividencia natural y de su enorme resolución ante la aparición de un conflicto. Si no prosperan más sus propuestas, en esto o aquello, es el efecto de ser tan solo un ciudadano común, sin gran poder político, pero la familia entera le reconoce su don para hendir su eficiente inteligencia sobre los más enrevesados obstáculos. En Santa Pola, concretamente, se sufre un gravísimo problema de accesos que ahora trata de paliar el Ayuntamiento con una circunvalación hacia el Este, pero mi pariente cuenta, desde hace años, con un proyecto integral que acabaría con los atascos desde La Marina a Campello. Para el área completa de la Marina Baja, en Alicante, tiene, además, concebido un plan de depuración de aguas residuales que merecería la urgente atención de la Generalitat. Y no se diga del plan estratégico que durante varios cursos ha ido diseñando para transformar las actuales condiciones de la enseñanza media, particularmente de la ESO. También posee en cartera polígonos industriales para descongestionar cascos urbanos, creación de edificios emblemáticos para generar nuevos polos de atracción turística y cálculos sumariales sobre reequilibrios sociales y financiación regional. En general, puede decirse que no ceja en su obstinación por aportar remedios y todo ello por efecto de su extraordinaria sensibilidad respecto a los fenómenos de la vida colectiva, económica, política o cultural.En mi caso por ejemplo, no desaprovecha nuestros encuentros en el verano para subrayarme algunos errores en mis escritos periodísticos que debía apresurarme a enmendar. Este año, durante sus quince días de vacaciones, me ha hablado de la diferencia entre injerir e ingerir que dice haberme visto emplear mal y esa vez en que escribí gorgeo en vez de gorjeo en la columna de última. Esto, exclusivamente, en el aspecto formal y en el apartado de las letras g, pero acostumbra a explorarlo casi todo. El ser árbitro de primera y, además, profesor de Lengua y Literatura en un instituto, potencia mucho su autoridad y, en general, el punto de vista sobre las cosas. Los cuñados y cuñadas le conceden, de un tiempo a esta parte, una ascendencia creciente, pero sospecho que ninguno sufre como yo su acoso por culpa de ser periodista.

Me dice lo que debimos publicar y lo que no, cómo habría sido preferible tratar el fenómeno del terrorismo o la genética en tal caso concreto y qué hacer en el porvenir. En esos momentos, cuando pormenoriza y pretende cargarme de enormes responsabilidades, tiendo a la rebelión pero su ventaja respecto a mi es insuperable. En la mesa logra más que yo el asentimiento de los familiares y al final debo callar simulando prudencia pero sabiendo que, de todos modos, no conseguiría vencerle. Envanecido con su poder suele dedicar incluso unos momentos a criticar mis escritos y, en una excursión a Tabarca, me propuso ocuparme de otros más sugestivos a los que venía tratando. Por no discutir su prepotencia suelo callar y entones es corriente que, tras un intervalo, la emprenda con otro. A mi hermano Pepe por ejemplo, que trabaja en Nissan, acostumbra a criticarle los últimos modelos lanzados al mercado. Con una recurrente conclusión: esa fábrica debería dedicarse exclusivamente a producir el Patrol y el Terrano. El Primera, el Serena o el Almera son un horror. Y mi hermano que trata de explicarle algo sobre mercadotecnia japonesa es ahogado por la fuerza de su contradicción gigante. En la familia, por tanto, muchos estamos deseando que le desciendan de categoría, a segunda o a tercera, y que redescubra la desconfianza en si mismo, la inseguridad o la falta de autoestima con las que le conocimos antes de la división de honor.

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