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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Emociones verdaderas ante unas obras falsas

Para realizar la réplica de la cueva de Altamira han hecho falta diez toneladas de polvo de roca caliza, la misma materia pétrea que la original, que ocupan el 80% de las paredes rocosas de la cueva; el 20% restante está fabricado a base de aglutinantes sintéticos, y el resultado produce un extraño realismo."Mucha gente se ha emocionado delante de un van gogh y después se ha reconocido que eran falsos, y cuando eso se ha sabido no ha producido el mismo efecto. No renunciamos a provocar emociones, pero humildemente reconocemos que las emociones son patrimonio de las pinturas originales", afirmó el director del Museo Altamira, José Antonio Lasheras, quien huye de utilizar términos, como el de complejo, para definir este proyecto que tiene algo de turístico.

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Explicó que responde "técnicamente" a cómo debe ser, a su juicio, un museo del siglo XXI: "Más un museo de proceso que de objetos, que provoque placer a través de la inteligencia y que sea divertido", afirma. De momento, los once pueblos correspondientes al municipio de Santillana del Mar (población situada a dos kilómetros de la cueva) ya han hecho números: a unas 1.000 pesetas la entrada por 1.000 visitantes diarios en invierno y 3.000 en verano, calculen.

El proyecto ha costado unos 3.200 millones de pesetas, que han aportado el Ayuntamiento de Santillana (50 millones de pesetas); la Fundación Botín (500 millones de pesetas), y el resto procede de los Fondos Feder (Unión Europea) y del Estado.

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