La sanidad, en la encrucijada
Es incuestionable que la sanidad española y la andaluza es hoy un servicio público de una enorme calidad aún cuando son ampliamente conocidos algunos de sus importantes problemas. Tener accesible para todos los ciudadanos servicios sanitarios con todas las prestaciones que la medicina es capaz de ofrecer de manera relativamente fácil y gratuita en el momento de uso y financiados con impuestos progresivos, es un logro social e histórico que no debemos minusvalorar.Disponer de un sistema hospitalario dotado de recursos especializados de última generación, de un sistema de atención a las emergencias sanitarias que es envidiado por los expertos en emergencias de todo el mundo o de un sistema de atención primaria de salud con una cartera de servicios asistenciales y preventivos de gran calidad constituye un conjunto de servicios sanitarios (el sistema público de salud), que son accesibles en términos geográficos y sociales al conjunto de los ciudadanos independientemente de sus lugar de residencia y de su ubicación en la sociedad; debe considerarse, por tanto, como una conquista de la que hemos de ser conscientes para poder valorar y mantener lo conseguido a fin de que pueda ser transmitido a generaciones futuras.
Pero la sanidad hoy tiene problemas y retos que han de ser superados si queremos que el futuro nos permita disponer de un sistema sanitario, que como hoy, sea motivo de admiración y envidia ante los ojos de expertos nacionales e internacionales.
Acabar con las listas de espera evitables, renovar y actualizar continuamente las tecnologías, conseguir que el trato personalizado a los pacientes sea una realidad cotidiana, mejorar los salarios de los profesionales sanitarios y su motivación e implicación con el sistema, eliminar las trabas estructurales que impiden la intimidad de los pacientes y sus familiares en habitaciones masificadas en los hospitales, disponer de sistemas de salud pública capaces de afrontar situaciones colectivas como el mal de las vacas locas y otras que la globalización nos ofrecerá en el futuro o responder de manera adecuada a nuevas enfermedades que el envejecimiento poblacional, así como la evolución social y tecnológica nos trae a la actualidad sanitaria, son algunos de los retos y problemas más relevantes que requieren los esfuerzos colectivos de autoridades, profesionales y sociedad en su conjunto en los próximos años.
¿Cómo puede argumentarse que el sistema de salud de los próximos 20 años será capaz de superar estos problemas y estos retos sin incrementar las partidas presupuestarias destinadas a la atención sanitaria y sólo con una mejor gestión de los actuales recursos? ¿Será posible un sistema eficaz en el futuro sin incrementar los recursos destinados a la atención social para responder a las nuevas necesidades derivadas del envejecimiento poblacional? ¿O sin establecer mecanismos de coordinación entre los sectores sociales y sanitarios en lo que se ha venido en denominar coordinación sociosanitaria?
Hay que reclamar más recursos para la sanidad y para la atención social con toda la energía que los argumentos de la realidad actual ofrecen a los que creemos que esta es la prioridad actual en las políticas sociales en nuestro país. Veamos porqué: España, destina a la sanidad alrededor de dos puntos menos de PIB que la media europea aún cuando los resultados en términos de indicadores de salud, sitúan nuestro sistema sanitario como uno de los mejores del mundo. Esto aboga por una mejor gestión de nuestro sistema sanitario en términos de macroeficiencia comparativa con el resto de sistemas de los países desarrollados, pero no excluye que dado que nuestros presupuestos sanitarios tienen carácter estructural en la configuración de sus partidas, la realización de nuevas actividades y programas hace que sea necesaria mayor dotación económica en el futuro.
Así, las nuevas necesidades de salud emergentes (cuidados domiciliarios a ancianos y discapacitados, las demencias seniles tipo enfermedad de Alzheimer, los problemas de nutrición emergentes como la anorexia y la bulimia, las secuelas de accidentes de tráfico y otros muchas necesidades), la adecuación de los actuales hospitales para conseguir que al disponer de habitaciones de uso individual favorezcan la necesaria intimidad de pacientes y familiares, la necesaria culminación de la modernización de la red de atención primaria de salud, el reiteradamente reclamado impulso a la atención a los problemas de salud mental, la cobertura de las necesidades de salud bucodental para todos los ciudadanos, la incorporación de las nuevas tecnologías preventivas, diagnósticas y terapéuticas a la cartera de servicios de nuestra sanidad, la superación de algunos problemas que condicionan las actuales listas espera, etcétera aportan argumentos a los que desde hace tiempo creemos y proclamamos que poco o nada será posible en la sanidad pública española y andaluza si no se destinan más recursos económicos que hagan posibles las medidas necesarias para afrontar estas situaciones.
El próximo año la sanidad española, y con ella la sanidad andaluza, debe definir el nuevo sistema de financiación sanitaria para el cuatrienio 2002-2005. Andalucía, por su importancia en el terreno autonómico, por su experiencia de más de 16 años en la gestión sanitaria y por su papel como única Comunidad Autónoma del Estado con todas las competencias en salud gobernada por el PSOE, tiene la obligación de abanderar este proceso de negociación del nuevo sistema de financiación sanitaria con propuestas que permitan hacer viable para el futuro inmediato un sistema público de salud solidario, equitativo, moderno, eficaz y de la máxima calidad.
Junto a propuestas y actuaciones que permitan mejorar la gestión de los recursos sanitarios que actualmente las autoridades sanitarias tienen a su disposición, anticiparse al futuro pasa en esta ocasión por conseguir más recursos para la sanidad (al menos entre uno y dos puntos de PIB), por hacer que estos tengan carácter finalista (es decir que sean recursos sólo para sanidad), por hacer que éstos se distribuyan con criterios de necesidad (número de habitantes y necesidades de salud) y por hacer que se hagan realidad planes de coordinación sociosanitaria con partidas presupuestarias concretas que además de solucionar problemas sociales y sanitarios, son un yacimiento de empleo solidario que no debemos obviar.
Además de todo lo anterior, es urgente superar el actual estado de desánimo y desmotivación profesional que la sanidad española ofrece desde hace años y que, aunque tenga causas diversas y de naturaleza difícil de remover, requiere soluciones urgentes y consensuadas por el bien de la sanidad actual y la de futuras generaciones.
La experiencia de la gestión sanitaria que el Estado de las Autonomías ha posibilitado a los andaluces, debe ponerse al servicio del conjunto de los ciudadanos españoles para hacer posible que paulatinamente podamos superar estos retos y así sacar a la sanidad española y andaluza de la encrucijada en la que se encuentra al inicio del siglo XXI.
José Martínez Olmos es coordinador regional de la Organización Sectorial de Salud. PSOE-A Profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública
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