Añoro aquel ONCE
Prefiero subir el Tourmalet tres veces seguidas a estas etapas.Cuando la Vuelta llega a Albacete es normal que haya abanicos. En este terreno sopla mucho el aire, así que desde Valdepeñas la calma era relativa. La gente andaba nerviosa. Desde el primer kilómetro todos bajaban a los coches a por los cascos. Ya se ha acabado la calma que ha caracterizado a la carrera en los anteriores días.
Enseguida se han confirmado nuestras sospechas. Los auxiliares han comunicado a los directores que a partir del avituallamiento soplaba el viento de costado.
El pelotón se ha puesto en alerta automáticamente. Mira que íbamos con el gatillo quitado, pero después de la meta volante se ha liado una buena. Se ha quedado gente importante. Nosotros, los del Euskaltel, también.
Nos hemos cortado y enseguida el Kelme se ha organizado bien. Y nosotros, con ellos. Pero no hemos podido con los gallos. Ha sido imposible. Íbamos a medio minuto, pero nos acercábamos a Albacete y ha pegado el viento con más fuerza. Total: 1.21. Un tiempo que no puede perder quien quiera ganar la Vuelta. Pero queda mucha carrera. Las cosas cambiarán. El Kelme ha traído gente muy potente para la montaña y llevarán la voz cantante.
Lo de hoy era lo normal. Vamos, lo que sucede casi siempre por estas tierras. Sólo el año pasado no ocurrió nada. Que no puedas entrar en el grupo bueno no quiere decir que no estés en forma. Ocurre porque en el momento justo en que se forma el abanico no estás bien colocado, o te ves cerrado en la cuneta y no tienes tiempo para reaccionar. Lo más importante es que, una vez que te quedas cortado, entres en el relevo. Si no, te van sacando hacia atrás, y acabas cerca de la cuneta, en fila india. Y ahí te da el viento de lleno. Si no tienes potencia, el pelotón se corta.
Tanto el ONCE como los demás equipos con líderes que luchan por la general han entrado enseguida como locos. Igual, a la larga puede ser un tiempo valioso. Sin embargo, las cosas ya no son como antes. Ya no se ve al equipo ONCE de entonces, con Bruyneel, Breukink, Leanizbarrutia, Herminio Díaz Zabala... Y con Manolo Saiz, que es un estratega y le tenía puesta una cruz a la etapa de Albacete. Aquel equipo sí hacía daño. Lo temía todo el pelotón. En cuanto se organizaba era increíble; digno de ver. Hoy no se ve un equipo con ese potencial.
Y menos mal. Porque los que estamos detrás sufrimos mucho en las largas rectas. Hay muchos nervios. Incluso empujones, agarrones y palabras. Pero hay que dejarse de eso, entrar al relevo. No todos lo hacen. Algunos ven que su líder está delante y no les interesa colaborar. Y los unos por los otros, la casa sin barrer.
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