España extradita a Italia a uno de los jefes de la Mafia siciliana
La policía española entregó ayer a la italiana a Francesco Martello, un importante mafioso vinculado muy estrechamente, según la justicia italiana, a la actual dirección de Cosa Nostra, la organización criminal siciliana, la más importante de Italia. La extradición se produjo por orden de la Audiencia Nacional, que había recibido la petición de la fiscalía de Palermo, la capital siciliana, donde se le acusa de delitos de corrupción agravada y subastas ilegales.
Martello, según la justicia italiana, es una pieza clave en la organización de Cosa Nostra, dirigida, desde el encarcelamiento en el mes de enero de 1993 de Totó Riina, por Bernardo Provenzano, al que la policía busca desde hace 30 años. El extraditado ejercía de nexo entre la dirección y la clase política siciliana para conseguir la adjudicación de contratos públicos a empresas vinculadas con la Mafia.La policía española detuvo a Martello en agosto de 1998. Residía tranquilamente en Marbella (Málaga) y, según los investigadores italianos y el fiscal de Palermo, desde allí continuaba con sus labores de gancho y se dedicaba también a importantes operaciones de blanqueo de dinero.
Los agentes detuvieron entonces a Martello en cumplimiento de una orden de búsqueda y captura internacional que había emitido el fiscal general de Palermo el 7 de julio de ese año. El delincuente, al parecer, no se esperaba su detención. La extradición no se ha producido, sin embargo, hasta dos años después. Aunque la nota que ayer emitió la policía no lo especifica, y EL PAÍS trató de ponerse en contacto con la oficina de prensa del Ministerio de Justicia sin lograrlo, todo parece indicar que la extradición se vio impedida por la doctrina del Tribunal Constitucional de no permitir la entrega a Italia de los mafiosos condenados allí sin estar presentes en el juicio, es decir en rebeldía. Los Gobiernos español e italiano acordaron hace meses resolver este problema, y a partir de ese momento España ha ido extraditando a algunos mafiosos.
Martello, que estaba implicado en un juicio junto a Riina por la concesión fraudulenta de contratos públicos, fue condenado el 4 de junio de 1998 a siete años de cárcel. Pero se encuentra fugado desde 1993 de Italia, por lo que ha sido condenado en rebeldía. Según la policía española, residía en España desde 1995.
Pero el caso por el que se cursó la orden de busca y captura, uno de los más importantes que se siguen contra la Mafia siciliana, es el llamado caso Trash (basura), en el que están implicados los más importantes capos mafiosos del clan de los corleoneses, que lidera Provenzano y que actualmente domina la organización criminal.
El mafioso extraditado no está acusado de ningún delito de sangre. Su trabajo dentro de la organización era bien distinto. Ingeniero y empresario de la construcción, Martello se encargaba de lograr todos los contratos públicos posibles para sus propias empresas u otras controladas por los capos mafiosos.
Él ponía sus influencias políticas, que según los investigadores italianos llegaban a los niveles más altos en Sicilia. La fiscalía italiana sostiene, por ejemplo, que estaba muy estrechamente vinculado a Amalio Orobelli, un alto cargo socialista. Si esto no funcionaba, los capos mafiosos se encargaban de amenazar a otros empresarios para que se retiraran de los concursos públicos que habían seleccionado como objetivo.
Las cantidades obtenidas por este método, tradicional fuente de ingresos de la Mafia de Sicilia, donde las distancias entre ésta y la política se estrechan, son muy importantes. Uno sólo de esos contratos, citado por la nota policial, se eleva a 40.000 millones de liras (3.600 millones de pesetas).
La actividad en este campo de Martello no se detiene, según la Fiscalía de Palermo, tras su aparente desaparición del mapa en 1993. Los investigadores dicen tener pruebas de que desde su refugio español u otros lugares no especificados, el delincuente se dedicaba a operaciones de lavado de dinero de la Mafia de gran calado y continuaba ofreciendo sus contactos políticos para que la organización pudiera seguir obteniendo contratos públicos.
