Retorno a las cavernas
Hubo un tiempo en el que el hombre y el oso se disputaban húmedas cavernas en los bosques. Unos 200.000 años después, esas mismas cuevas constituyen un pozo de ciencia del que extraer información sobre la forma de vida de los hombres prehistóricos. El Parque de las Cuevas Prehistóricas de Serinyà (Pla de l'Estany), a escasos kilómetros de Banyoles, constituye el mejor yacimiento de Europa occidental para conocer el tránsito del hombre de Neanderthal al moderno. Su visita permite estos días observar los pacientes métodos de una excavación arqueológica y al mismo tiempo asistir a curiosas demostraciones sobre procesos y técnicas usados en el Paleolítico.Las excavaciones del parque de Serinyà se centran actualmente en la cueva de L'Arbreda, bajo la dirección de los arqueólogos Narcís Soler y Julià Maroto, que comparten su entusiasmo con una veintena de estudiantes y licenciados en arqueología. En esta gruta, con una cubierta muy maltrecha, se presentan dos niveles arqueológicos. El primero corresponde a ocupaciones del hombre de Neanderthal, hace entre 100.000 y 40.000 años, y el segundo a las del hombre moderno, hace entre 40.000 y 15.000 años. Los neanderthales que vivieron en esta cueva estaban sometidos a un clima mucho más frío y a una vegetación esteparia. Vivían de la caza de conejos, caballos, toros y ciervos. En la cueva se han hallado también restos del oso de las cavernas, que hibernó en ellas en algunos periodos.
Las cuevas de Serinyà se formaron gracias a la erosión del agua de las fuentes, hace unos 300.000 años. Cuando el agua se retiró quedaron a disposición de los animales y de los nómadas humanos que recorrían el territorio. Ya en épocas mucho más cercanas, estas cavernas dieron también cobijo a campamentos de gitanos.
La actividad que despierta mayor entusiasmo entre los visitantes del parque lleva por título Revivamos la prehistoria y permite -los sábados y domingos hasta finales de septiembre- ver a los jóvenes integrantes de la excavación arqueológica emular a sus viejos antepasados. Uno de ellos ensaya el tiro con pulsador, que significó una innovación técnica del Paleolítico superior. Con este nuevo sistema de tirar las lanzas se incrementó la efectividad de los cazadores. La talla de industria lítica permite conocer los procesos de elaboración de útiles de piedra. El arte tiene también su lugar en el revival, a través de una exposición de pintura rupestre en la que se usan los mismos pigmentos naturales que antaño. Pero el proceso que despierta mayor curiosidad, en plena era del encendedor, es la obtención del fuego. Se muestran tres métodos diferentes y todos altamente efectivos.
Los arqueólogos de Serinyà son conscientes de que el parque se está convirtiendo en una escuela de arqueología y aseguran que siguiendo el actual ritmo de excavaciones queda trabajo para más de 20 o 30 años. El hallazgo de un diente en la cueva de Mollet, el resto humano más antiguo encontrado en Cataluña, mantiene la esperanza de que, junto a los utensilios y a los huesos de animales, puedan aparecer también otros vestigios humano de importancia. La reducida financiación del proyecto, mantenido por el Museo de Arqueología de Cataluña en Girona y el Consejo Comarcal, no da para muchos fastos.
El parque se ha dotado durante los últimos años de un pintoresco y refrescante itinerario de traviesas de tren que, salvando la abrupta orografía, conduce al visitante hasta las tres cuevas más destacadas del conjunto. Las cavernas han sido protegidas de la lluvia con una gran estructura de metal. El edificio de madera que sirve de recepción se condicionará en breve. En una sala se proyectará un audiovisual sobre la vida del hombre del Paleolítico y el contenido de las cuevas. También se exhibirá el material recuperado y se reproducirán herramientas y útiles diversos.
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