El cultivo de tabaco perjudica a las vacaciones
Las autoridades sanitarias advierten de que el tabaco, fumarlo, perjudica gravemente la salud y provoca la tira de enfermedades. Pero quizá las autoridades desconocen otro pernicioso efecto secundario: el tabaco, en este caso cultivarlo, priva de las vacaciones de verano. Y eso también duele.De ello da fe Tarsicio Bonilla, un agricultor de Cúllar Vega (Granada) que desde la semana pasada está enfrascado en la recolección de su cosecha de tabaco. Agosto es el mes que este caprichoso cultivo, típico en la Vega granadina, elige para madurar y, con ello, dejar sin descanso estival a Tarsicio un año tras otro. A él y a las cerca de 2.000 familias que en la comarca viven de su cultivo.
Oficios de verano hay muchos. De anteayer, como el de socorrista de parque acuático. O de hace 60 años, como el de cultivador de tabaco. "Y más sufrido también es", garantizan Tarsicio y su piel curtida por el sol.
En España sólo existen plantaciones de tabaco en Granada, Extremadura y Navarra. En la provincia andaluza, según Tarsicio y su amigo Rafael Pérez, se introdujo hace algo más de medio siglo. "Aquí antes sólo se criaba remolacha y cáñamo, pero no del de fumar", aclaran.
Con el tabaco llegó cierta prosperidad, hoy frenada "por las grandes trabas que la Unión Europea está poniendo a su cultivo", explica Tarsicio, que a sus 36 años es presidente de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Andalucía (UAGA) en Cúllar Vega. Él no quiere que su hijo se dedique al tabaco para que sepa qué son unas vacaciones. Porque el problema de esta planta es que necesita "más cuidados que un niño chico".
"En agosto se corta y se pone a secar durante tres meses, en los que debe airearse constantemente. Luego hay que permanecer atento a los turnos de compra de la empresa pública Cetarsa. Y cuando crees que has acabado, allá por marzo, debes empezar la preparación de los semilleros en invernaderos, vigilar los hongos, preparar la tierra y transplantar los plantones en mayo. Te llega otra vez agosto regándolo y cuidando que crezca sano", relata Tarsicio el laborioso proceso. Sin embargo, a pesar de sus perniciosas contraindicaciones, Tarsicio reconoce que no podría vivir sin cultivar tabaco y, menos aún, sin fumarlo.
