El olivo de la fuente de la mezquita de Córdoba
En el centro del patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral de Córdoba se alza una gran fuente barroca cuyo histórico nombre de Caño de Santa María es ignorado por los cordobeses, que la conocen como fuente del olivo.La pila actual sustituyó a otra anterior, de mármol veteado y redonda, que describió Ambrosio de Morales como "harto hermosa pieza y, tan grande, que tiene doce pies de diámetro". La investigación realizada por el canónigo Manuel Nieto señala que la inauguración de la actual se realizó el 8 de diciembre de 1741, con una gran fiesta, en la que deslumbró el saltador situado en medio con un juego de campanillas de plata que giraban al empuje del agua.
El olivo se plantó en la misma época dentro de un plan de reforma del patio de los Naranjos. Hoy, su más que centenario tronco se retuerce y se inclina sobre la fuente como queriendo llamar la atención al visitante para recordarle que él es quien le da nombre.
La fuente se compone de un amplio pilón con surtidor en el centro y cuatro pilares en las esquinas, obra de Tomás Jerónimo de Pedrajas, maestro mayor catedralicio. En cada uno de estos pilares hay sendos caños de bronce que vierten agua al recipiente principal. De éste, y a través de unos estratégicos rebosaderos, se distribuye para regar y mantener la frondosidad del patio.
Hasta 1961 esta fuente se abastecía de las denominadas aguas del Cabildo, provenientes de un pródigo venero situado en la cercana sierra cordobesa. Su agua fue descrita como "muy delgada, sulfurea y tan buena como las mejores de Córdoba". La que actualmente se puede beber de sus caños corresponde a la red general de abastecimiento de agua potable de la ciudad.
La fuente del olivo es una de las muchas que se reparten generosas, tanto en el patio de los Naranjos como en el perímetro del recinto catedralicio. A sus aguas, una canción popular le atribuye poderes matrimoniales: "A la fuente del olivo / madre, llévame a beber, / a ver si me sale novio / que yo me muero de sed".
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