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ASTE NAGUSIA

Violines y cava en la 'txosna' de Gehry

El Guggenheim participa este año en la 'marcha' nocturna de la Aste Nagusia ampliando su horario hasta la madrugada

La Aste Nagusia cuenta en esta edición de 2000 con una txosna de excepción: el Museo Guggenheim. En vez de una caseta de lona, el escenario es el famoso efidificio de Frank Gehry; en lugar de cerveza, cava y vino blanco; en lugar de La bomba resonando en los altavoces, siete jóvenes músicos tocan violines, violas y chelos en el atrio. Y es que, desde el viernes y hasta el próximo domingo, el centro de arte más famoso de Bilbao abrirá sus puertas al caer la noche, ofreciendo a sus visitantes un ambiente totalmente distinto al que se disfruta de día."Hace tiempo que en el museo estamos barajando esta posibilidad y nos ha parecido una buena idea ponerla en marcha este año, coincidiendo con el aniversario de la villa", explica Nerea Abasolo, responsable de Comunicación del museo. "La idea es que la gente pueda disfrutar el Guggenheim de otra manera, que en vez de visitarlo rodeado de 5.000 personas pueda disfrutarlo con apenas 400 visitantes."

La oferta del museo, Las noches del Guggenheim, ofrece dos posibilidades. Por 2.200 pesetas se puede visitar el museo y tomar una copa en el atrio del edificio, bajo la cúpula más alta, donde se instalan los músicos que llenan el museo de música. "La acustica es muy buena", señalan los músicos y el público, tan variado como durante el día. La otra posibilidad cuesta 7.200 pesetas y, previa reserva, consiste en la visita y la degustación en el restaurante del museo de un menú concebido especialmente para la ocasión.

Aunque durante los tres primeros días de apertura la media de asistencia no ha superado las 80 personas y las cenas del menú especial no han llegado a la treintena, lo cierto es que la organización del museo no está defraudada. "No está concebida para ser una atracción masiva", asegura Abasolo, "además, según las reservas, el número de público se incrementará a partir del miércoles".

Esta iniciativa nocturna del Guggenheim no es nueva en España. Otros museos y monumentos hace años que abren sus puertas en verano al caer la noche. La Alhambra de Granada, la Fundación Lázaro Galiano de Madrid, los Reales Alcázares, que ofrecen conciertos... Sin duda, el caso más similar al del Guggenheim sea el de la oferta nocturna del Museo Thyssen-Bornemizsa que, desde 1998, abre en verano hasta medianoche y ofrece a sus visitantes un restaurante en la terraza.

Sin duda, la aportación del Guggenheim a la Aste Nagusia es un precioso regalo del museo a la villa de Bilbao en su 700 cumpleaños. Sólo un detalle más le hubiese convertido en un lugar privilegiado durante las fiestas: que desde su terraza se pudiesen contemplar los fuegos artificiales, quizá el único detalle que Frank Gehry no tuvo en cuenta.

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