El Museo Municipal se moderniza y culmina la restauración de su fachada

El Museo Municipal encara una fase de modernización que lo transformará profundamente en los próximos años. El palacio barroco que ocupa en la calle de Fuencarral modificará su aspecto externo y sus contenidos. A la culminación de la restauración de su fachada, insignia del barroco madrileño, añadirá la modificación de su espacio interior con un nuevo concepto museográfico, que afectará a la circulación y distribución, a la interconexión de las salas temporales y las que exhiben colecciones permanentes y a sus servicios. El museo permitirá visitar sus almacenes.

Un patio útil

La restauración del Museo Municipal completará la iniciada en 1995, que, con un método de limpieza con rayos láser, consolidó y rehabilitó la fachada barroca (1721-1726), obra de Pedro de Ribera. El láser realiza un hipercalentamiento súbito de la pátina de contaminación y suciedad que impregna la piedra; al recibir el impacto del rayo, ésta se evapora y desaparece sin modificar la naturaleza del material pétreo. Ahora quedan por restaurar y limpiar los catorce escudos de otras tantas provincias españolas que rematan los ventanales de su fachada principal, más las dos grandes puertas frontales y los otros paramentos laterales y traseros.En la zona posterior del palacio acaba de culminar el cerramiento -una verja metálica sobre un poyete- de la histórica fuente de la Fama, obra también de Pedro de Ribera, que se hallaba muy deteriorada. Este enclave ha sido en los últimos años centro de reunión de miles de adolescentes y de jóvenes que frecuentaban la zona de Malasaña. "Su cerramiento permitirá administrar sus visitas", dicen fuentes municipales.

Las innovaciones del Museo Municipal se incluyen en un plan museográfico que lleva en fase de estudio aproximadamente un año. En su elaboración participan la directora del Museo, Carmen Priego; el subdirector del centro, Eduardo Alaminos, y conservadores y técnicos de esta institución. Juan Pablo Rodríguez Frade es el arquitecto al que se ha encomendado llevar a la práctica las ideas del plan, que será viable una vez visado éste por las concejalías de Obras y de Cultura, y ser aprobado por decisión municipal. Del contenido del plan destaca la idea de situar en el patio contiguo a la capilla de palacio el nuevo eje distribuidor del museo, al que el público accedería en diagonal desde la entrada por la calle de Fuencarral. Se baraja la posibilidad de fijar en este patio, que cuenta con magnolios de brillante follaje y cipreses de elevado porte, un cubo transparente que optimice el ancho caudal de luz que a diario recibe. Otra de las innovaciones previstas es la apertura de un muelle interno para la recepción y el envío -así como la carga y la descarga- de obras de arte de gran formato, habida cuenta de la fluidez con la cual el Museo Municipal programa sus exposiciones temporales. Dos muestras exhibidas muy recientemente, una dedicada al ceramista Bartolomé de Sureda y otra a la coronación de Carlos V en la ciudad de Bolonia, ésta procedente de la localidad zaragozana de Tarazona, han sido considerados por algunos expertos como dos de los mejores montajes del inmediato panorama cultural madrileño.Sin embargo, las salas de exposiciones temporales, situadas en el ático, presentan cierto estancamiento respecto al cuerpo del museo, que en la nueva distribución será eliminado. Aumentará la posibilidad de que los visitantes, actualmente entre 60.000 y 90.000 al año, puedan contemplar los aproximadamente 40.000 fondos museísticos, 13.000 de ellos grabados y estampas, en los almacenes del Museo Municipal. Fundado en 1929, quedó instalado sobre el palacio barroco, construido a partir de 1673.

Con un núcleo de patrimonio municipal preexistente y donaciones y adquisiciones, más impulsores de la talla de Elías Tormo, Manuel Machado y Félix Boix, se convirtió en clave para conocer la memoria madrileña. Cerrado entre 1955 y 1979, el alcalde Tierno Galván avaló su reapertura.