La cantera argentina
Las televisiones españolas importan las producciones de éxito del país suramericano
Los argentinos Marcelo Tinelli y Mario Pergolini recorrían las radios a mediados de los ochenta buscando trabajos más o menos dignos. Hoy se han convertido en divos mediáticos, potentes empresarios y ante todo creadores de una personalísima forma de entretener a la audiencia de su país. Algunas de sus fórmulas han desembarcado, o están a punto de hacerlo con el comienzo de la temporada en septiembre, en las pantallas españolas.En los últimos 10 años, desde sus respectivos programas insignia, Videomatch y Caiga quien caiga, cada uno ha ido forjando su propio personaje. Mario Pergolini se convirtió para el público argentino en el enfant terrible: el joven rebelde y ácido que lograba descolocar a cuanto político se le pusiera por delante en CQC, viejo conocido de los españoles por la versión que emite Tele 5.
Su programa vivió una suerte de simbiosis con el Gobierno menemista, generoso en escándalos y funcionarios a los que sacar los colores. Creó una forma de denuncia sarcástica y CQC se consagró como programa de actualidad antes que humorístico. Su clan de reporteros trajeados convivió con la política como los "moscardones" a los que de nada sirve espantar porque siempre regresan, insisten y logran cuanto menos una respuesta. La gran paradoja del programa es que se despidió definitivamente de su audiencia -que nunca llegó a ser masiva, pero sí sumamente devota- con la caída del menemismo.
En las antípodas, tanto en lo personal como en lo televisivo, Tinelli conquistó al público argentino desde la espontaneidad de la risa fácil y la bufonada sin más compromiso que el de generar la carcajada. En sus comienzos, Videomatch -que llegará a España de la mano de Antena 3- no era más que un programa deportivo (futbolístico) salpicado de chistes y la impronta carismática del conductor.
Pero la bola fue creciendo hasta que alcanzó los niveles más altos de audiencia de la televisión argentina. El programa se fue nutriendo de nuevos personajes, y una de las claves de su éxito fueron los vídeos con cámara oculta. Al mejor estilo de Todo el mundo es bueno, de Guillermo Summers, la risa siempre desatada a costa de los anónimos peatones, que, por lógica de producción, siempre caen en la trampa. Tinelli se convirtió en líder absoluto de audiencia durante casi 10 años, moviéndose entre el 25% y el 30% de los espectadores.
Con los años cada uno ganó su propio título. Tinelli se consagró como showman y quedó emparentado con el poder, en gran parte por ser la cara notable del canal Telefe, cuyo dueño, Constancio Vigil, jugaba al golf con el ex presidente Carlos Menem.
Por su parte, Mario Pergolini se ganó el título de agitador, crítico e ícono mediático de la juventud rebelde de clase media.
Pero en algo coinciden y es en haberse consolidado como dos de los principales empresarios de la televisión argentina. En 1994, Pergolini, junto con Diego Guebel, creó la productora Cuatro Cabezas. Desde entonces, además de exportar la fórmula CQC a, entre otros países, España e Italia, produjeron siete programas, y aspiran a convertirse en una empresa de multimedia global.
Además tienen previsto exportar dos de sus últimas producciones: El rayo y Trip. El primero, un magazine conducido por la modelo Dolores Barreiro, será una de las apuestas de la próxima temporada de Antena 3 y tendrá como presentadora a Inma del Moral. Trip es otro de los posibles desembarcos. Durante una hora, dos personajes famosos se entrevistan mutuamente en un viaje en automóvil.
Tinelli tampoco perdió el tiempo y creó su productora, Ideas del Sur. Su salto a España se producirá con Videomatch, pero también con Fugitivos en la ciudad, un concurso que el propio Tinelli adaptará al público español, también en Antena 3.
Si hay éxito, otros productores intentarán la misma suerte.
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