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Reportaje:

¿Quiénes son esos de la i de amarillo?

El programa de fiestas, con la ubicación de los actos de la jornada, es por lo que más les han preguntado estos primeros días al servicio de voluntarios que el Ayuntamiento de Bilbao ha puesto en marcha este año. Las chicas y chicos comenzaron a distribuirse el sábado por parejas en los once puestos repartidos por las zonas festivas de Bilbao. Se les reconoce fácilmente porque van vestidos con una camiseta amarilla con una i dentro de un círculo. A su lado, un estandarte con el mismo motivo en cada puesto.Su presencia, novedosa, en las calles bilbaínas, ha sido otra de las cuestiones que más han requerido los viandantes. Olatz y Sonia explican esta experiencia desde su plaza de la calle Correo. "Nos preguntan, ¿qué es esto? ¿qué hacéis aquí?". Para corroborar sus palabras, se acercan tres jóvenes y uno de ellos les espeta: "¿Vosotras qué vendéis para unos guipuzcoanos?". Ellas sonríen.

Las sonrisas, la amabilidad y el buen hacer son las armas de estos jóvenes. Javier Legarreta, de 23 años, ha alternado este fin de semana entre el puesto de la plaza Moyúa, en la tarde del sábado, y el de la entrada al recinto festivo del Arenal, sobre el puente, el domingo por la mañana. "Hay una gran diferencia entre la gente de la mañana y la de la tarde. También entre los que transitan por la plaza Moyúa y los que se divierten en el Arenal", afirma. Los voluntarios comienzan a las 10.30 y a esa hora aún quedan trasnochadores que, con alguna copa de más, se acercan a preguntarles, por ejemplo, por un bar para desayunar. "Más tarde es la hora de los padres con hijos. Los jóvenes acuden a partir de las siete y media de la tarde", dice Legarreta. Al puesto de la plaza Moyúa se acercaron el sábado muchos extranjeros. "Algunos querían saber por qué había tanta gente en Bilbao. Se quedaban sorprendidos cuando les explicábamos qué es la Aste Nagusia. Eran, sobre todo, italianos, y también canadienses y alemanes", comenta Legarreta.

A Olatz y Sonia, sin embargo, apenas se les han acercado extranjeros. Pero sí han tenido gente con quejas. "Una señora ha venido a protestar porque unas chicas ecuatorianas se estaban lavando el pelo en una fuente. Y otro dijo que ayer [por el sábado] en el Muelle de Ripa no se apagaron las farolas durante los fuegos", cuenta Sonia.

Dónde hay una farmacia de guardia, dónde comprar un gorro de paja, horarios de trenes, dónde se consigue el pañuelo, dónde cambiar moneda un domingo o dónde están los castillos hinchables para los niños. Las preguntas son dispares. Lo que todos los voluntarios coinciden es en la gran cantidad de gente que ha solicitado su ayuda. "Está claro que hacía falta un servicio como éste", sentencia Legarreta.

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