El secreto de Benifallim
Francisco Gómez Simón, un raterillo con antecedentes, de 28 años, se dedica a limpiar las cocinas en el Centro Penitenciario de Fontcalent. Allí entró hace un año, tras confesarle al juez que había cometido el triple crimen de Benifallim, ocurrido el 20 de agosto de 1999. A primera hora de aquella tarde se descubrieron en la finca conocida como Vaquerises, ubicada a pocos kilómetros de Benifallim (L'Alcoià), los cuerpos sin vida de dos hombres y una mujer. Ella era la propietaria de la finca Elvira Montllor Miró de 54 años, su tío Francisco Miró Santonja de 72 y Rigoberto Esteve Pascual de 45, un pastor corpulento apodado El Carrasca.Los forenses no confirmaron hasta un día después sus identidades, debido a los signos de violencia y quemaduras que presentaban. Estas se achacaron al fuego que prendió en la masía, posiblemente para borrar pistas y que fue quien alertó a los bomberos. El secreto sumarial, que dictó el juez instructor nada más abrir diligencias tras descubrirse el triple crimen, se ha mantenido hasta principios de agosto de este año. Esta circunstancia sumada al cambio de juez instructor en varias ocasiones le ha restado al asunto la movilidad y expectación con la que se inició.
Tras acceder a los 300 folios que comprende el sumario de este caso a principios de agosto y analizarlos por primera vez, la única acusación particular personada y que representa a una de las tres víctimas ha pedido que vuelvan a repetirse algunas pruebas periciales, la comparecencia de testigos y la declaración ante el juez del presunto autor de los hechos y único detenido. Esto es lo que ha solicitado al juzgado número uno de Alcoy Román Pina, abogado que no pudo estar presente en las pruebas que se practicaron los días sucesivos al crimen. La otra parte personada, es la defensa cuyas actuaciones dirige la abogada nombrada de oficio Lucía Jover. Éstas se resumen a la presentación de un recurso contra el auto de prisión dictado contra el único detenido y "otras actuaciones en aras de su defensa", que la letrada no quiso precisar.
Entre ellas podría encontrarse la revisión del testimonio de una persona que habría aportado una coartada al presunto autor de los hechos y que es uno de los fundamentos que con mayor fuerza esgrime el padre del detenido. Un año después de los hechos, José Gómez insiste en que su hijo "no sabe nada" y que estuvo a la hora del crimen "bebiendo" en el bar de Benifallim con otro hombre que ya no puede hablar a favor de su hijo porque "falleció de un infarto hace un mes".
En defensa de su hijo José Gómez tacha de "mentira" todas las explicaciones aportadas por las autoridades de cómo sucedieron los hechos. "Mi hijo no está bien centrado y se han aprovechado de él. Esa gente se ve tenía muchos enemigos y han querido coger al tonto del pueblo y cargárselo todo a él", concluye.
Las víctimas eran bien conocidas en toda la comarca, en especial a Elvira a quien sus vecinos consideraban una mujer con mucho carácter, acaudalada pero que jamás mostraba signos de opulencia. "Podía ir en Mercedes pero conducía un Seat 600", dijo un lugareño hace un año. Así empezó a cobrar forma el móvil del robo. Se comentaba que la mujer practicaba la usura y se le asociaba con la propiedad de fincas y patrimonios que le eran muy rentables.
La Guardia Civil dio con el presunto culpable de los hechos. Tras el interrogatorio de unas 60 personas vinculadas a las víctimas detuvieron a Francisco Gómez un joven, mayor de cinco hermanos, nacido en Planes (El Comtat) a quien sus padres dejaron de tutelar cuando cumplió los 16 por sus actividades delictivas de poca monta. Quienes estuvieron en su interrogatorio aseguran que cuando se derrumbó, el joven contó pelos y señales de lo que pudo acontecer en la Masía Vaquerises.
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