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Desmantelada una red que metía cocaína por Barajas con la complicidad de guardias civiles

La Brigada de Policía Judicial de Madrid ha desarticulado una organización internacional supuestamente dedicada a la introducción y distribución de importantes cantidades de cocaína en la región. En la operación han sido detenidas hasta el momento siete personas, entre ellas un sargento de la Guardia Civil y dos agentes del mismo cuerpo destinados en la unidad de perros especializados en la detección de estupefacientes que presta servicio en Barajas. Estos guardias estaban presuntamente encargados de recoger los alijos y sacarlos subrepticiamente del recinto.

Máxima responsable

Siete detenidos, tres de ellos guardias civiles, y la incautación de 31 kilos de cocaína en el aeropuerto de Madrid-Barajas es el resultado de una operación policial que culminó el pasado domingo, según informó anoche la Jefatura Superior de Policía de Madrid.La información oficial explica que la banda, sobre la que hay "fuertes sospechas" de que podría haber introducido en España desde Colombia más de 100 kilos de cocaína durante los últimos tres meses, conseguía que entrara la droga burlando el control de aduanas del aeropuerto de Madrid. En buena parte, gracias a la presunta intervención de dos de los agentes del instituto armado arrestados en relación con el caso.

Los detenidos, según fuentes policiales, son el sargento en situación de reserva activa Eduardo G. S., de 53 años, su hermano Adolfo G. S., de 43, guardia civil, el también guardia civil Antonio A. A, de 40 años; José C. D., de 39; Rafael S. F., de 26, Rosalba C. R. de 49 y su hijo Carlos Gerardo R. C., de 23.

Agentes del grupo XVIII (sección de Estupefacientes) de la Brigada Judicial de Madrid llevaban tras la pista de este grupo organizado desde hace más de un año, y en los últimos días centraron sus pesquisas en una organización que realizaba envíos de droga desde Colombia a España a través de maletas que eran embarcadas sin pasajero. Estas maletas, según las sospechas, eran recogidas en Madrid por personal empleado en el aeropuerto y posteriormente entregadas a miembros de la organización delictiva tras burlar el control aduanero de Barajas.

La actuación del clan la dirigía presuntamente la colombiana Rosalba C. R., a quien la policía considera como su máxima responsable en España. Ésta, según fuentes policiales, se ponía en contacto con el guardia civil Adolfo G. S., destinado en Pontevedra, a fin de establecer el día y el vuelo en el que se iba a efectuar el envío de la cocaína, de acuerdo con la fecha en la que los otros dos agentes estarían de servicio en Barajas.Una vez fijado cuándo y en qué avión sería mandado el alijo desde Colombia a Madrid, las maletas con la mercancía eran introducida en el avión correspondiente por empleados del aeropuerto colombiano, previamente comprados por la red de narcotraficantes. De forma paralela, los narcos comunicaban a su responsable en Madrid tanto las características de los equipajes que ocultaban la cocaína como la numeración de su tarjeta identificativa.

Al llegar el avión a Barajas, y antes de que las maletas sean depositadas en la cinta de recogida de equipajes de la terminal, todos los bultos transportados por aviones procedentes de países calientes son sometidos a inspección por la unidad canina de la Guardia Civil, cuyos perros detectan por el olfato si alguno contiene droga.

Pero ahí entraban supuestamente en acción Eduardo G. y Antonio A., destinados en el Servicio de Resguardo Fiscal. Ambos agentes, conocedores de las características de las maletas cargadas con cocaína, las retiraban con la excusa de examinarlas, aunque existen indicios de que en realidad se las entregaban al intermediario, José C.

A las siete de la mañana del pasado domingo, al contar con información que indicaba que se iba a producir un nuevo envío de droga desde Colombia, policías de la Sección de Estupefacientes, en colaboración con la Guardia Civil, establecieron un servicio en el aeropuerto, donde interceptaron una maleta con 31 kilos de cocaína, repartida en tres bolsas fácilmente visibles al abrir el equipaje.

En esta ocasión, la maleta fue supuestamente retirada y guardada por el guardia civil Antonio A., momento en el que la policía procedió a su detención. Posteriormente fue arrestado su compañero en Barajas, Eduardo G. S., y su hermano Adolfo, según la Jefatura Superior de Policía.

Tras estas tres detenciones, los funcionarios del grupo XVIII practicaron en Madrid las de los otros cuatro supuestos implicados en la trama delictiva. Todos los detenidos han pasado a disposición de la autoridad judicial, que ha decretado el secreto de las actuaciones sumariales.

Además de la droga, en posteriores registros domiciliarios se intervinieron siete millones de pesetas en metálico, además de potentes coches y joyas.

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