La costa del chanchullo
Siempre me ha gustado esta palabra, quizá porque me sabe a chanquete, cosa que también es ilegal o quizá por su naturaleza empírica, un valor tan inherente a Andalucía.Desde que se puso de moda Marbella y se edificó hasta estallar, los menos jet se han ido acoplando a zonas vecinas menos glamorosas, tratando de convertirlas en mini Marbellas con sus festivales de cine, Jacquelines de la Vega, etcétera, como es el caso de Estepona y donde vivíamos los mucho menos jet, como Casares, ya se ha puesto de moda al descubrirse el verdadero encanto de la costa, que está al lado de la sierra.
Eso le está pasando a Casares, un pueblecito que sólo suena en los libros de turismo rural, pero que cuenta con una costa virgen y población para los promotores voraces.
Éste es nuestro caso, vivimos en una urbanización, con unas espectaculares vistas al mar, desde hace más de 15 años, rodeados de abuelos ingleses y tímidos cabreros, y de pronto nos están construyendo 12 casas adosadas en primera línea de la urbanización, tapándonos las vistas al mar, pasándose del volumen de construcción permitido y transmutando una zona verde de toda la vida al borde de la carretera, sin que nadie pueda pararlo.
Hemos estado en el Ayuntamiento un par de veces, hemos contratado a una abogada para que nos represente, e incautos nosotros, pensando que nunca tendríamos que ver a un abogado en este confín de la tierra..., y nada se puede hacer.
Es entonces cuando el maravilloso olor del chanquete se rancia al mezclarse con la pólvora del oeste sin ley y nace la palabra chanchullo.- Olga Sotomayor Hurtado. Presidenta de la comunidad de propietarios Bahía de Casares. Casares (Málaga).
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