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"Gracias, Bill", corean miles de demócratas en la despedida de Clinton como jefe del partido

Coreada por miles de voces, la frase "Gracias, Bill" constituyó, en la madrugada de ayer, el gran momento de gloria del hombre que ha presidido en los últimos ocho años los destinos de la potencia imperial estadounidense. Fue una fantástica revancha para Bill Clinton frente a los líos que su voraz sexualidad le aportó en 1998 y 1999. Clinton se despedía de sus correligionarios políticos, le pasaba la antorcha del liderazgo demócrata a Al Gore, y una garganta colectiva rugía: "Gracias, Bill".La nostalgia dominó la comparecencia del político de Arkansas en la sesión de apertura de la Convención Demócrata, que fue precedida por una intervención de su esposa, Hillary, presentada a su vez por los sones de New York, New York, el tema que cantaba Frank Sinatra. Era la despedida de Clinton de su partido, al que llevó en 1992 y 1996 a dos espléndidas victorias en las elecciones presidenciales. Clinton, actor genial, no la desaprovechó.

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Su entrada en escena fue memorable. Precedido por una cámara, que trasmitía sus imágenes a las pantallas del gigantesco y altamente tecnológico espacio del Staples Center, Clinton arrancó desde los vestuarios, caminó por los vacíos pasillos e irrumpió en el estadio. Con calma, determinación y energía, como un gladiador o, dado que el Staples Center es la cancha del equipo de los Lakers, como un jugador de baloncesto.

Y enumeró las conquistas de su presidencia: Permanente crecimiento económico, niveles insólitamente bajos de desempleo, conversión en superávit del déficit presupuestario, incorporación al modelo de vida estadounidense de hispanos y afroamericanos, disminución de la delincuencia, generalización del uso de Internet, ausencia de enemigos exteriores de envergadura... Conforme iba detallando el balance, los carteles electrónicos decían "América, mejor que nunca", y los 4.369 delegados demócratas coreaban "Gracias, Bill". "Queridos compatriotas, ¿vivís mejor que hace ocho años?", preguntó. Por una vez en política, el "sí" de los delegados reflejó una realidad. "Podemos decir", añadió Clinton, "que hemos construido el puente hacia el siglo XXI y no queremos volver atrás". The Comeback Kid le pasó entonces el mando del Partido Demócrata a Gore. Citando a Harry Truman, Clinton dijo: "Si quieres vivir como un republicano, lo mejor es votar por los demócratas". Y luego, tras elogiar la lealtad, laboriosidad e inteligencia con la que Gore ha sido su vicepresidente, pronunció el mejor piropo posible para el candidato demócrata: "Necesitamos en la Casa Blanca, en estos comienzos del siglo XXI, a alguien que de verdad entienda el futuro". Y sonó entonces la canción de Fleetwood Mac que fue el himno de Clinton en 1992 y que ilustra ese consejo: Don't stop thinking about tomorrow.

Adiós, Bill. Te echaremos en falta.

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