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LA OFENSIVA DE ETA

Arzalluz asegura que el PNV hablará con ETA "si lo solicita" a pesar de su ofensiva terrorista

Pedro Gorospe

El PNV está dispuesto a volver a hablar con ETA a pesar del feroz desafío que la banda terrorista ha lanzado al Estado, y que ya acumula nueve asesinatos desde el final de la tregua, en diciembre pasado. Su presidente, Xabier Arzalluz, declaró ayer que, aunque los peneuvistas han roto la colaboración con EH, no les van a excluir del diálogo, "ni a ellos ni a ETA, si lo solicitan". Después de que los dos portavoces del PNV -el parlamentario, Iñaki Anasagasti, y el del partido, Joseba Egibar- se enzarzaran el domingo en una disputa pública sobre la validez del Pacto de Lizarra, el Euzkadi Buru Batzar resolvía ayer en San Sebastián ratificar las líneas maestras de su estrategia política y permanecer en la permanente de ese foro, a pesar de reconocer que el pacto ya no es un referente. "Lizarra está invalidado por la violencia, pero sus principios siguen vigentes", dijo Arzalluz.

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Los últimos asesinatos de ETA apenas han cambiado nada en la estrategia política del PNV. El presidente nacionalista, Xabier Arzalluz, advirtió ayer al Gobierno de José María Aznar de que la resolución de la violencia en el País Vasco sólo llegará por la vía del diálogo, y "no exclusivamente por la vía policial". En su opinión, el problema es que el Ejecutivo central nunca reconocerá que en Euskadi hay un problema político, porque de hacerlo "tendría que entrar en el fondo de la cuestión, y no quiere". Un problema "político" cuya solución requiere, dijo, de muchos contactos multipartitos, discretos, con mucha paciencia. "Hay que dejar que funcionen las cocinas y las conversaciones privadas; así es como se puede preparar el camino", argumentó Arzalluz.El PNV ya había dicho que no renunciaba a explorar cualquier camino que pudiera llevar a la pacificación. Pero ayer el presidente nacionalista, que se había mantenido en silencio desde los últimos asesinatos de la banda terrorista, concretó que su partido no va a excluir del diálogo a nadie, ni a EH ni a ETA. "No les vamos a excluir del diálogo. Si ellos quieren dialogar, dialogaremos; si ETA quiere dialogar, dialogaremos. La voluntad de diálogo no la reducimos a un bando", concluyó. Y eso a pesar de que poco antes había calificado a ETA de poco negociadora: "En los contactos que mantuvimos con ellos no vimos a una ETA negociadora, sino impositiva".

El presidente nacionalista explicó de esta manera que la estrategia política del PNV que llevó a la banda terrorista a declarar a finales de 1998 una tregua indefinida -tras varios contactos secretos y un polémico documento sellado por ETA, PNV y EA en una de las dos caras- sigue estando vigente, a pesar de la nueva ofensiva terrorista que se ha cobrado ya nueve víctimas mortales, una de ellas el industrial abertzale José María Korta, muy próximo al PNV.

Para Arzalluz, ese talante dialogante debería ser el que exhiba el Ejecutivo de José María Aznar, al que la ofensiva terrorista "ha cogido desprevenido". Sugirió así que al ministro del Interior, Jaime Mayor, se le va a acabar pronto el crédito político si sus únicas medidas contra ETA son los mensajes de esperanza o unas "ineficaces" medidas policiales. "Ahora hace de torero", criticó, "y le echa las culpas al PNV pidiendo mi dimisión y la de Ibarretxe". La declaración de Arzalluz se produjo en medio de una gran expectación debido a la polémica suscitada la víspera por un artículo del portavoz parlamentario del PNV, Iñaki Anasagasti, y la respuesta inmediata que le dio el portavoz de la ejecutiva peneuvista, Joseba Egibar, en torno a la vigencia o "defunción" del Pacto de Lizarra.

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Lejos de dar la razón a uno o a otro, Arzalluz adoptó ayer una terminología más próxima a Anasagasti al asegurar que "Lizarra está invalidado", pero se quedó con la esencia de Egibar, y subrayó que a pesar de todo "sus principios siguen estando vigentes". Esos pilares de la filosofía política que van a seguir guiando la estrategia del PNV también estaban en el denominado Plan Ardanza, el último documento que se puso sobre la mesa del Pacto de Ajuria Enea y que el PP se negó a debatir: "El reconocimiento de la existencia de un conflicto político, una mesa de diálogo sin exclusiones, el respeto de los derechos individuales y colectivos, y la exigencia al Gobierno español de que acate lo que democráticamente decida la sociedad vasca. Todo ello en un clima de ausencia de violencia".

Si hasta ahora el Pacto de Lizarra estaba "congelado", desde ayer está "invalidado". Sin embargo, el PNV no renuncia a su estrategia política: la solución al conflicto vendrá por vías exclusivamente de diálogo, "aunque Aznar diga que vendrá sólo por la vía policial". Efectivamente, Arzalluz reconoció que "se ha acabado una etapa" de colaboración estable con EH en el Parlamento vasco, en las diputaciones y los ayuntamientos, y que "Lizarra ya no es un referente para el PNV", pero en su discurso no dijo que el PNV vaya a abandonar la permanente de ese foro, que no se reúne desde el mes de abril. Tampoco habló de dejar los órganos de decisión de la asociación de municipios, Udalbiltza, que nació de la colaboración con EH, y dejó en el aire la posibilidad de que en un nuevo escenario de tregua, tanto Lizarra como Udalbiltza pudieran ser reeditados. Si el PNV tiene absolutamente claro que el Pacto de Ajuria Enea es un capítulo pasado y cerrado, cuando Arzalluz fue preguntado por Lizarra, dijo: "Llámenle muerto, enterrado o congelado, lo que se quiera, que no nos inmuta. Pero es cierto que a veces resucitan los muertos".

La de ayer fue la primera aparición pública del presidente del PNV desde que el 31 de julio habló en la localidad vizcaína de Mutriku, dos días después del asesinato del ex gobernador civil de Guipúzcoa José María Jáuregi. Si entonces ya criticó al Gobierno central por obsesionarse con "Lizarra", ayer culpó de su fracaso a ETA, "por romper el escenario sin violencia"; a la violencia callejera, y de nuevo a Aznar y a los miembros de su gabinete, "por fetichizar" aquel foro.

Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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