A Juan Mari Jauregui
A Juan Mari le conocí hace ya años cuando los compañeros del PTE decidieron ingresar en las filas del Partido Socialista. Muchas han sido nuestras discusiones, siempre afables, sobre multitud de temas. Juan Mari siempre fue un hombre bueno en definitiva.Tuve la suerte de compartir con él varios años en las Juntas Generales de Guipúzcoa, donde cariñosamente le solía decir que parecía un elefante en una cacharrería, siempre intentando llegar a consensos, siempre dialogando, siempre intentando unir a la gente y a las ideas.
¡Cuántas reuniones en las que hemos participado juntos! ¡Cuántas discusiones tanto en el partido como en las instituciones! ¡Cuántas veces nos has dado lecciones de tolerancia, de respeto a los demás, de amor a este país, a Euskadi!
Y al final, dos asesinos, dos "patriotas" terminaron con tu vida, terminaron con tu alegría, destrozaron -una vez más- una familia, nos dejaron sin un amigo. Pero pervivirás en todos los que tuvimos la suerte y el agrado de conocerte, de compartir contigo la esperanza de una Euskadi en paz y en libertad.
Hoy los que se llaman a sí mismos abertzales, los que dicen amar tanto a este país, siguen destrozándolo, destrozando lo más valioso que cualquier ser humano posee: la vida.
A ti Juan Mari te quiero dedicar a partir de ahora todo mi trabajo, todo mi esfuerzo tanto dentro del partido como en las instituciones donde estoy para seguir en la labor de conseguir la paz, de conseguir un país donde todos quepamos, los que piensan de una manera y los que piensan lo contrario; pues como tú siempre nos decías todos somos necesarios para construir, lo importante es el diálogo. Evidente y desgraciadamente, algunos no te entendieron.
Como decía el otro día el alcalde de Legorreta, de tu querido pueblo, del que siempre nos hablabas con cariño y con orgullo, igual yo también podré perdonar pero de lo que estoy seguro es de que no podré olvidarte, de que no podré borrar de mi mente (ni quiero) todas las vivencias (buenas o malas) que hemos tenido juntos. A tí, a tu Mari Isabel, a tu hija María, mi recuerdo, mi cariño y mi orgullo de haber podido tenerte como amigo, como amigo de verdad.
Gracias por tu ejemplo, por tu lucha durante toda una vida por la paz, por la libertad y por Euskadi.- Miguel Buen Lacambra. Alcalde de Errenteria.
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