Chano Domínguez y Cañaman abren una semana tranquila pero variada
Acaso sean el rock y el pop las músicas que se han ido de vacaciones, pues el resto de géneros musicales siguen representados en Madrid en este mes de agosto de escasa actividad. Una mirada por la parrilla de actuaciones para estos siete días hace convenir que, efectivamente, sólo dos actuaciones tienen algo que ver, enteramente, con el rock o el pop: la de Los Faraones en El Cámping, y el próximo fin de semana en Siroco, entregado a la operación Bikini 2000.
Los Faraones hacen rockabilly de toda la vida, y su nombre lo sacaron de la pandilla gamberra que molestaba a los protagonistas de la mítica película American Graffity. En Siroco se citan el surf playero e instrumental de Los Cariocas, formado con ex miembros de Los Coronas, el viernes, y la visión acústica de destacadas bandas madrileñas de rock duro. Sobrinus, Yoghourt Daze o Garaje Jack conviven la noche del sábado bajo el nombre de Waves Addicts Acoustic-Jam Party.El flamenco está representado por la guitarra de Ricardo Amador, las voces de No Hay Dos Sin Tres y el piano de Chano Domínguez. Este último se pasa la semana en el Central sólo con su instrumento y dotando al flamenco de la improvisación del jazz. Algo de lo que ha hecho ya su marca personal. Al jazz también se dedica Pedro Iturralde. Pero desde el viento y los metales. Con su saxo y clarinete, estará cinco noches en Clamores acompañado de su trío habitual.
La propuesta de cantautores pasa por el corrosivo Benito Malasangre, el arrebato de Esmeralda Grao y la fusión de Paco Campa. Malasangre viene de su Miranda de Ebro natal para presentar su segundo disco, Derecho a la locura. Este cantautor atípico mezcla tranquilidad y sosiego en su música con letras llenas de acidez y protesta social. Aún le falta el favor del público, pero es muy respetado entre sus compañeros de profesión: Luis Pastor, Albert Pla o Javier Krahe le han invitado más de una vez a compartir escenario.
La alicantina Grao sigue por los bares de Madrid mostrando Tan dentro, un disco que no hace del todo justicia a la enorme pasión y arrebato con la que aborda sus actuaciones, esta vez en el macro supermercado del cine Kinépolis, que cede un espacio a una terraza de verano. Campa mezcla la rumba con el reggae y hace canciones que invitan a la reflexión.
A África se llega por la percusión de los hermanos Ass, Mass y Pap, que juntos forman el trío Djanbutu Thiossane. Procedentes de Senegal, este clan familiar es de los que más decididamente han contribuido a crear ese sonido africano-madrileño que empieza a tener repercusión fuera de España. Integrantes también de La Banda Negra, su canción dedicada al cocido madrileño y a la gastronomía española ¿Qué comemos? es un éxito en el circuito de bares habituales a los sonidos africanos.
La propuesta étnica o con miradas a la música de raíz se completa esta semana con el reggae de Cañaman, o los sonidos brasileños de Carlinhos Antunes y Marcelo Gomes Group. Cañaman es una banda creada en el foro pero que pareciera de la misma Jamaica. En su género, y por veteranía, es una formación emblemática y espejo de cuantas en España se han dedicado después al reggae. Actúan en la terraza de El Cámping de la Alameda de Osuna, un lugar más que agradable para hacer más llevaderas las noches de agosto.
Carlinhos Antunes y Marcelo Gomes ofrecerán una velada dedicada principalmente a la bossa nova, un género también muy de verano, aunque incursionan en otros ritmos de Brasil mezclándose con el jazz y los ritmos latinos.
Al piano también se entrega por entero Sebastián de Castro. Recreará estándares del jazz y otras piezas clásicas en la terraza del centro comercial La Moraleja, otro lugar adecuado para las noches estivales. El escenario se encuentra en el piso más alto del recinto comercial, pero dispone de un enorme techo móvil que, si la noche se presta, se desplaza para poder escuchar la música iluminados por las estrellas.
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