'Carpe diem', Juanmari
Mi sobrinito de tres años a su hermano pequeño: "Arantxi está triste porque unos chicos malos le han dado un tiro a su amigo potxolo y le han matado".Estaba tan cerca que lo escuché, y con los ojos inundados en lágrimas, sólo pude abrazarles.
Pero ¿qué os importan a vosotros mis sentimientos, mi desconsuelo, el vacío grande que me habeis dejado? Bien poco, a los malnacidos que vivís entre nosotros.
Habeís asesinado a Juanmari y se me pone carne de gallina de pensar que alguien se sienta tentado a esgrimir razones. Me resulta asqueroso que se haga un esfuerzo, mínimo siquiera, en busca de justificación.No, no hay argumento que valga. ¿A saber cual es la reflexión de los "pistoleros" y la de sus "protectores".
¿Cómo iban esos a permitir vivir a quien ha intentado con todo su empeño y buen hacer tender puentes para superar esta situación enfermiza que padecemos? A ese hay que eliminarlo y cuanto antes, no vaya a contagiar su tesón y su fuerza.
Pero estáis muy equivocados. Quienes hemos tenido la suerte de conocerlo, hace tiempo que recogimos su testigo, y desde luego no estamos dispuestos a someternos a unos pocos ni a aceptar el silencio o la complicidad de otros cuantos.
Ya no valen medias tintas, "nunca han valido", frente al derecho a la vida. Y desde luego sobran tantos "salvapatrias" camuflados bajo enormes dosis de cinismo, de frustración, quienes incapaces de discernir sus debilidades y carencias han de proyectar en un enemigo externo todos sus demonios.
Ya no son tolerables ni el silencio cómplice, ni los tibios posicionamientos que sólo alimentan ese enfermizodeseo de seguir sembrando dolor y sufrimiento en un pueblo ávido de Paz.
Y cuanta hipocresia y desvergüenza después, antes y durante, cuando se os llena la boca de derechos humanos, sin que se os atraganten las palabras. Lástima. Quiero sentir repulsa, asco, indignación y rebeldía ante todo eso, porque si no es así, me quedaría grande el calificativo de ser humano. Y por eso sé también que me va a costar cruzarme cada día con quienes han sido incapaces de condenar el asesinato de mi amigo.
Juanmari, me cambiaría por ti, lo sabes, aunque eso ya no es posible. Tenías aún demasiado por hacer, y derrochabas ganas. Difícilmente se te podrá suplir. Pero me reconforta pensar que te acompaña la satisfacción del deber cumplido; el orgullo de quien lo ha intentado casi todo por mejorar este pais. "Dificilmente la distancia ahogue tu eco en mí, en nosotros". Carpe Diem.- Arantza Estanga. Tolosa.
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