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Los republicanos atacan la falta de liderazgo de Clinton en el mundo

"El nuevo Gobierno de George Bush tendrá que trabajar mucho para restaurar la confianza del mundo en el liderazgo de Estados Unidos", declaró ayer Brent Scowcroft, que fue consejero nacional de Seguridad bajo la presidencia del padre del actual candidato republicano a la Casa Blanca. Tras haber puesto el acento el lunes en su nuevo espíritu centrista y abierto a las minorías, la convención republicana de Filadelfia se centró ayer en denunciar que Bill Clinton ha disminuido la influencia política exterior de EE UU.

Esta madrugada, el general retirado Norman Schwarzkopf, que dirigió sobre el terreno la guerra del Golfo, y el senador John McCain, héroe de guerra en Vietnam, iban a remachar esos argumentos desde la tribuna de oradores de Filadelfia. "Tras ocho años de una presidencia [Clinton] que consideran como una especie de usurpación, los republicanos están dispuestos a cualquier esfuerzo de unidad y moderación para recuperar la Casa Blanca", declaró a EL PAÍS el prestigioso politólogo estadounidense Gerald Pomper. Ésta es la clave de la convención de Filadelfia, en la que en la madrugada de ayer hizo su debut político Laura Bush, esposa del gobernador de Tejas y candidato presidencial.En presencia de su suegra, Barbara Bush, que fue primera dama entre 1988 y 1992, Laura subió a la tribuna de alta tecnología de la Convención Republicana vestida con un modosito traje de color verde pistacho. Televisada en directo por todas las cadenas estadounidenses, era ésta la primera comparecencia política nacional de una mujer que, hasta ahora, siempre había optado por preservar su intimidad personal y la de sus dos hijas gemelas, Barbara y Jenna, de 18 años.

Laura Bush no cometió ningún fallo. Habló articulando claramente y deteniéndose tras cada párrafo, como si estuviera dictando a un grupo de chavales. Y es que la mujer que podría convertirse en la segunda primera dama de apellido Bush es de profesión maestra y bibliotecaria de escuela primaria. Nacida en El Paso (Tejas) hace 53 años, Laura es la persona que introdujo en Bush la pasión por la enseñanza y que puso fin a su juventud de bebedor y juerguista. La aspirante a primera dama obtuvo la ovación más clamorosa cuando prometió que su esposo aportará dignidad a un Washington sacudido por los escándalos y las querellas partidistas de la era Clinton.

Cruzada personal

Colin Powell, uno de los personajes más queridos del país, también elogió a Bush por haber hecho de los niños y la educación "una cruzada personal". El general retirado y jefe del Estado Mayor bajo la presidencia del primer Bush y durante la guerra del Golfo invitó a sus correligionarios republicanos a seguir el viaje hacia el centro del gobernador de Tejas. "Ha llegado la hora de dejar de construir cárceles en América", dijo, tras recordar que este país tiene a dos millones de personas privadas de libertad.

Powell, afroamericano e hijo de inmigrantes jamaicanos, fue muy duro con la política ultraderechista seguida por los republicanos en los noventa. Censuró en particular la oposición a la enseñanza pública y la hostilidad hacia la política de discriminación positiva para las minorías.

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Entretanto, instó a los republicanos a recordar que su partido fue fundado en la segunda mitad del siglo XIX por Abraham Lincoln, el presidente que abolió la esclavitud. Quién lo diría al contemplar el rumbo derechista de los últimos años, subrayó Powell. "Pero", añadió, "Bush quiere que el Partido Republicano vuelva a ser el partido de Lincoln".

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