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Chevènement mantiene su amenaza de dimisión por la autonomía corsa

La amplia votación favorable -44 votos sobre un total de 51- obtenida el pasado 28 de julio en el Parlamento de Córcega por el plan Jospin destinado a ampliar la autonomía de la isla no ha bastado para tranquilizar a Jean-Pierre Chevènement, ministro francés del Interior. Su amenaza de dimisión sigue en pie, pero él y el primer ministro, Lionel Jospin, han acordado concederse "tiempo para la reflexión", puede que hasta septiembre, una vez acabadas las vacaciones.

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Para Chevènement no cuentan los votos favorables a la autonomía de gaullistas, socialistas, comunistas, radicales, liberales, socialdemócratas o autonomistas. Sólo le importan los de los tres diputados regionales de Corsica Nazione, vitrina legal de algunos de los ejércitos clandestinos corsos. Y los tres votaron a favor después de un discurso que el ministro consideró "absolutamente escandaloso".A Chevènement no le faltaban razones para la indignación, pues Jean-Guy Talamoni, abogado y líder de Corsica Nazione, puso una serie de condiciones para aceptar la puesta en práctica de lo acordado, "simple etapa" de "la lucha del movimiento nacional". Talamoni agradeció "a todos los que han combatido, sea cual sea la manera" escogida, a favor de la independencia. La frase exacta es una referencia apenas velada a quienes han optado por empuñar las armas y, de manera especial, a Yvan Colonna, presunto asesino del prefecto Erignac en febrero de 1998. Otro diputado de la misma formación recordó que "nosotros hemos llevado los ataúdes y acompañado a las mujeres al aeropuerto cuando van a París a visitar a los prisionero deportados".

De momento, Chevènement ya ha anunciado que no defenderá ante la Asamblea Nacional el proyecto de ley de Jospin. El viejo gaullista Charles Pasqua le ha pedido que dimita, petición que comparte con un ecologista y compañero de Gobierno del ministro del Interior, Yves Cochet, que se sonríe "ante la asombrosa capacidad de innovación gubernamental" de quien acepta "que un proyecto de ley sea parcialmente escrito por sus servicios, que sea contrario a sus convicciones y que no esté dispuesto a asumirlo". El ministro socialista Daniel Vaillant ha querido calmar los ánimos recordando que "el ministro del Interior no es el ministro de Córcega. El proyecto de ley será de todo el Gobierno".

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