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LA OFENSIVA DE ETA

Miles de ciudadanos se manifiestan en silencio en toda España contra la "barbarie" etarra

En silencio, indignadas un día más porque ETA dejara un cadáver muerto a tiros en un bar, miles de personas volvieron a mostrar ayer en la calle su desprecio y repulsa de la violencia terrorista. En los grandes ayuntamientos y en cientos de pueblos, acudieron a mediodía, a pleno sol, a las plazas donde estaban convocadas breves concentraciones de rabia e impotencia, encabezadas por los representantes políticos del lugar. No hubo ni gritos ni pancartas. Fueron alcaldes y otros cargos quienes pusieron voz a la petición unánime de paz, en la que cupo desde el llamamiento a la unidad hasta la palabra "alimaña".

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Alcaldes, presidentes autonómicos, políticos y ciudadanos de a pie secundaron la llamada de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que había convocado al mediodía un paro de cinco minutos ante los ayuntamientos. Protestaban por el último asesinato, el del socialista Juan María Jáuregui, de dos disparos en la nuca en un bar de Tolosa. Doce atentados en menos de dos meses. En muchos de los consistorios se celebraron previamente plenos extraordinarios de condena. La presidenta de la FEMP y alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, calificó el último asesinato de "barbarie criminal de alimañas" al final de la concentración a las puertas del ayuntamiento valenciano. Y dijo apoyar "con todo el corazón" a las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Los representantes populares expresaron similares palabras de rechazo a la violencia y ánimo a las familias de las víctimas y a los perseguidos. Lo hacían al acabar las manifestaciones. En Barcelona. En Madrid. En Orense. En Ávila. En Toledo. En Melilla. En Guadalajara. En Palencia. En Ceuta. En Málaga... Por todo el país. Cientos de personas en cada ciudad, en muchos pueblos, que quisieron dejar testimonio de asco, hastío y unidad. Muchas concentraciones terminaron con aplausos de los asistentes.

El presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, acudió a la Puerta del Sol de la capital y dijo que "lo que tenemos que hacer toda la sociedad española es respaldar y apoyar al Gobierno de la nación en el difícil ejercicio de la responsabilidad de la lucha contra el terrorismo".

También en universidades, delegaciones del Gobierno, partidos y múltiples instituciones hubo paros de rechazo a los asesinatos de la banda terrorista ETA.

Otro argumento que se escuchó fue la exigencia al PNV y EA, socios en el Gobierno vasco, de que rompan todos los lazos con Euskal Herritarok, la única formación que no condena la violencia etarra. El alcalde de Santiago de Compostela, Xosé Sánchez Bugallo (PSOE), afirmó ante cientos de conciudadanos en la Plaza del Obradoiro que espera que "el último asesinato cruel de ETA abra definitivamente los ojos" a las opciones políticas que mantienen pactos "incongruentes" con los que se abstienen de denunciar "clara y tajantemente" los asesinatos. Y advirtió a la banda de que las concentraciones demuestran la "firme resistencia contra el fascismo".

En Ávila, donde unas 500 personas se reunieron en la plaza del Mercado Chico, el portavoz socialista leyó un comunicado en el que se aseguraba que "el Pacto de Estella es el asidero más firme con que cuenta ETA para controlar el miedo y la política" y se insistía en que "lo más urgente es romper ese Pacto", por lo que exigió a PNV y EA -firmantes, con EH, en septiembre de 1998- "su salida inmediata".El alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, defendió ante más de 200 coruñeses la necesidad de que todos los partidos se mantengan unidos contra ETA porque, "si hay esa unidad quedarán aislados política y socialmente, y será el principio del fin de estos cobardes criminales". Vázquez, del PSOE, indicó que hay que "mantener la serenidad" y apoyar la postura del Gobierno central. "La acción de la ley tiene que ser la respuesta ante estos atentados", afirmó.

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