_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Atónito

El jueves 27 de julio fue, sin duda, un gran día para el presidente de la Generalitat valenciana, señor Zaplana, pero muy triste para muchos miles de valencianos que asistimos atónitos e impotentes a este nuevo impulso del turismo desmedido, del crecimiento desbocado e insostenible de nuestra costa que supuso la apertura del macroparque de atracciones Terra Mítica.Comienza así un nuevo capítulo en la vertiginosa e inequívoca carrera de la industria turística de masas a la que nuestros gobernantes y empresarios se han empeñado en llevarnos, afectando de manera inmediata a nuestras vidas e hipotecando inexorablemente la de nuestros hijos y futuras generaciones. Muchas voces se han alzado contra esta gran maquinaria de generar dinero, pero también de consumir recursos: desde la Universitat Jaume I de Castellón, que alertaba sobre la demanda de agua que se generará en torno al parque agotando los recursos hídricos de la zona y negando el desarrollo de otras comunidades lindantes (a las que se les pretende arrebatar su único patrimonio), hasta prestigiosos arquitectos que en los foros de turismo advertían de la necesidad de comenzar a aplicar modelos de desarrollo turísticos sostenibles e "inteligentes" como el de Calvià, en Mallorca.

Pero nuestra ignorancia contesta a las voces de los expertos perpetuando un modelo caduco, construyendo más hoteles, segundas residencias e infraestructuras turísticas que agravan la situación afectando a nuestras vidas.

Con esto, nuestras culturas mediterráneas sucumben, parodiadas por costosísimas y burdas reproducciones de cartón piedra, mientras que a pocos metros nuestro patrimonio cultural real en forma de castillos (el de Sagunto, Morella, ¡ay!) y tantos otros pueblos y tradiciones se cae a pedazos por falta de mínimas inversiones y atenciones.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Por eso, la pregunta que debemos hacernos a nosotros mismos (y a nuestros representantes políticos) como cultura es: ¿en qué términos queremos medir nuestra calidad de vida y nuestro desarrollo?, ¿en la cantidad de dinero que hemos amasado? ¿Qué monstruo estamos creando? ¿Es esto lo que queremos dejar de herencia a nuestros hijos?-

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_