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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Incidentes en un recital

Queda muy cuestionada la seguridad de las gradas en el patio del Conde Duque. Palabras del personal de seguridad: "Esto se viene abajo".El 18 de julio de 2000 actuó la cantante brasileña Daniela Mercuri. Su actuación y la del cantante Lenine se desarrollaron dentro del ciclo de recitales que desde hace varias ediciones viene organizando el Ayuntamiento de Madrid en el patio del Centro Cultural Conde Duque de Madrid. Comenzó alrededor de las 22.30 en un ambiente verdaderamente festivo y con un sonido, puesta en escena e interpretación impecables. Todo ello aderezado con un público puesto en pie bailando en el exiguo foso cercano al escenario, si no en la totalidad de las gradas. Aproximadamente, y tras una hora de actuación de la cantante, se percibió un inusual movimiento entre el personal de la organización (camiseta verde y distintivo colgado al cuello). Pasean por las primeras filas y se acercan a la gente que tienen más cerca para decirle algo. Al principio no se entiende nada. Después, se quiere entender algo como: "Hay que sentarse porque los que están de pie no dejan ver a los que permanecen sentados". Es un argumento absurdo: prácticamente todo el mundo está en pie bailando. Quienes escuchan estas palabras hacen caso omiso y siguen bailando. Recordemos que estamos hablando de un recital de música brasileña y con miles de personas en las gradas. Luego comienza a escucharse otra versión mucho más preocupante: "Como no dejen de bailar, esto se cae". La gente que se encuentra en la parte más elevada comienza a asustarse por el movimiento generalizado de la plataforma y baja hacia las primeras filas.

Con sorpresa, oímos por megafonía, en medio de una canción de la brasileña, que alguien de la organización conmina a todo el público de las gradas a que se siente y deje de bailar. La cantante se muestra sorprendida y pide, cuando termina ese tema, que el público lo haga. Hay tensión y algún que otro enfrentamiento físico entre seguidores de la cantante y la organización.

Continúa su actuación, pero ya no anima a que la gente se mueva. Y, tras varios temas más, da por concluida la actuación sin un solo bis y sin atender los requerimientos del público.

Llegado este punto, quien escribe desea dejar claro que, como usuarios responsables y cívicos, y una vez constatada la evidencia de que en ningún cartel y en la propia entrada se advierte de que en las gradas no se puede bailar, nos dirigimos al personal de la organización para solicitar la pertinente hoja de sugerencias-reclamaciones, con el objetivo de que se subsane este vacío y se garantice la seguridad de las miles de personas que allí se concentran cada noche para disfrutar de sus intérpretes favoritos.

Y para nuestro pasmo obtuvimos todo tipo de respuestas: "Vaya a las taquillas" (al término del recital estaban cerradas), "vaya al Ayuntamiento, que es el organizador", "reclame a Cultura", "mañana, pásese por aquí y alguien le dará una hoja"... Y otras muchas respuestas de lo más peregrino y contradictorio.

¿Son seguras esas gradas? ¿Por qué se advierte al público de que no se puede bailar, por razones de seguridad, cuando ya toda la grada se estaba tambaleando? ¿Quién se responsabiliza de un hipotético derrumbamiento de la estructura? ¿No debería haber una persona responsable que dé la cara cuando un usuario desea hacer una sugerencia-reclamación? ¿Es correcto que un usuario quiera reclamar y no le sean facilitadas ni las hojas perceptivas ni las instrucciones precisas para poder hacerlo en otra instancia?- periodista, y Juan Antonio González Melero, ingeniero técnico agrícola.

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